Algunas preguntas para el análisis personal

1) ¿había rivalidades entre mis hermanos?
2) De parte de mis padres, ¿hubo algún favoritismo?
3) ¿Cómo resolvíamos el problema de los celos?
4) Alguno de nuestros padres nos enfrentaba para compararnos?
5) ¿Qué aspectos positivos rescato de esa convivencia? Juegos, conocimiento, cooperación, etc…
6) Si fui hijo/a único/a ¿cómo viví esa realidad?
7) ¿Qué nuevos aportes me ha brindado el hecho de participar de otros grupos con respecto a la relación con mis hermanos?
8) ¿Cómo es mi interacción dentro de los grupos? ¿repito el esquema de mi infancia?
9) ¿Encuentro alguna herida con respecto a mis hermanos?¿Sé la causa?


Y si te animás a un rato de oración personal, lee Gn. 4, 1-16
Realizamos un acto interior de pedido de perdón por las veces que “hemos matado a alguno de nuestros hermanos” y a la vez, una acción de gracias por la presencia de cada uno de ellos en mi vida.

Martes 6: " Lo que nos dejó el taller..."

Compartimos un Taller a cargo de Mònica Lorenzo. ¿SOY ACASO EL GUARDIÁN DE MI HERMANO?
Aquí va el APORTE TEÓRICO


LA RIVALIDAD ENTRE HERMANOS

Los
celos y las peleas esporádicas entre hermanos son un hecho muy frecuente. Esta rivalidad es natural e incluso necesaria. Surge del normal desarrollo de la convivencia infantil. Los padres, deben cultivar las actitudes propias de una correcta vida familiar, con el fin de limitar las rencillas fraternales.

La rivalidad forma parte de una etapa en las relaciones entre hermanos. Es un periodo que es necesario vivir y que debe ser superado. Los padres deberían conseguir que los sentimientos rivales se transformen en actitudes de
cooperación y solidaridad.
Es esencial que cada hijo sea querido de la misma manera y, a la vez, tratado de forma diferente en función de sus propias necesidades. De lo contrario el clima que se genera propiciará la enemistad en la relación fraternal.


EL ORIGEN DE LA RIVALIDAD

El problema de los celos.“El hermano destronado” que por un lado desea el nacimiento de un nuevo hermano pero, por otro, siente celos puesto que le percibe como una amenaza. Tiene miedo a que le quite todo aquello de lo que disfrutaba y a que le quieran menos Este fenómeno suele ser más frecuente en las épocas de crisis de los niños (de 3 a 7 años).
Favoritismo. Cuando los padres se muestran de forma diferente con sus hijos, mostrando que prefieren a uno más que al otro. Este tipo de actitudes originan verdaderos odios infantiles que se prolongarán de adultos impidiendo una relación fraternal de calidad.
La identificación de algunos padres con sus hijos. Aunque este tipo de sentimientos suelen ser normales, los padres deben tener el suficiente sentido común como para no desbordar su comportamiento.
Emulación. Algunos padres enfrentan a sus hijos con otros con el objetivo de estimularles. El hecho de comparar a los hermanos fomenta la rivalidad. Otras veces, existe la costumbre de poner apodos a los hijos basándose en su aspecto físico, en su inteligencia, carácter, etc. Sería bueno evitar este encasillamiento porque supone la limitación de su desarrollo en muchos aspectos.


DÍA A DÍA ENTRE HERMANOS

El ambiente familiar, por su propia naturaleza, constituye la primera escuela de socialización. Es en este medio, rico en vivencias, donde las relaciones entre hermanos adquieren su pleno sentido. Estos vínculos tienen unas características propias. No sólo es mucho el tiempo que se ven obligados a pasar juntos, sino que el tipo de actividades que comparten es muy variado, tanto en calidad como en cantidad.

Casi por norma general, en todas las familias, los niños comen, juegan, se bañan y se visten juntos. Los hermanos se conocen unos a otros de forma total y carecen de secretos, sobre todo si son pequeños. Este grado de confianza conduce a que las relaciones entre ellos sean absolutamente francas, siendo a veces, cruelmente sinceras.
Estos contactos variados y numerosos entre hermanos, unas veces alegres otras veces violentos, van entrenando al niño hacía una convivencia madura. A medida que la familia aumenta con la llegada de los hijos las relaciones se van extendiendo y complicando. Desde el punto de vista sociológico, la Ley de la interacción familiar enunciada por Bossard y Boll explica la complejidad que muchas situaciones familiares presentan para la vida de un niño pequeño.


ASPECTOS POSITIVOS DE LA CONVIVENCIA ENTRE HERMANOS

Estimula el liderazgo. Los hermanos mayores son verdaderos maestros de los pequeños: en muchas ocasiones, los padres recurren a la intervención del hijo mayor para lograr algo de otro menor. Este tipo de liderazgo espontáneo surge con el contacto de los hermanos y puede transformarse en una verdadera escuela de
aprendizaje.

Afirma la
personalidad de cada uno de los hermanos. Las semejanzas que existen entre hermanos, de tipo físico o de carácter, contribuyen a un elemento de seguridad en sí mismo. Este verse reflejado en otro, puede servir al niño para autodisciplinarse, imitando la conducta del hermano o corrigiendo lo que no le gusta. En esta línea, es muy importante evitar la comparación entre hermanos.

Fomenta el individualidad personal. No todos los hermanos reaccionan del mismo modo ante la misma situación. A pesar de nacer de los mismos padres, no siempre tienen ni los mismos caracteres ni los mismos intereses. Desde este enfoque, el contacto entre hermanos resulta muy beneficioso, porque ofrece a cada uno las posibilidades de desarrollar sus peculiaridades características.

Vanessa Gallego

Mayo de 2008: "La fraternidad"

¿Soy acaso guardián de mi hermano?
Comenzamos el mes de mayo con un nuevo tema... una nueva pregunta que nos interpela, nos cuestiona, y nos quiere llevar a lo mas hondo de nuestra experiencia como hermanos...