Martes de oración: 1 de septiembre

“… Ábrete…”

.: Preparación de la Oración

Recordemos los pasos: busco un lugar donde pueda rezar, determino el tiempo de oración, también una postura corporal cómoda y relajada, me tranquilizo, tomo conciencia de las sensaciones, sonidos, la respiración, por donde circula el aire que va ingresando en mi, soy conciente de cada una de las partes de mi cuerpo reconozco aquellas que están tensas y las que están relajadas, dejo invadirme por el silencio interior…

.: Me dispongo a sentirme en la PRESENCIA DE DIOS
Si siento que hay alguna situación, alguna persona, cualquier cosa que me inquieta y ocupa mi espacio de encuentro con Dios, aprovecho para ofrecérselo, “Señor en tus manos dejo………………para que cuides de él, para que se solucione, para que no me invada”, etc. O bien podemos comenzar la oración con esta petición: “Señor que pueda abrir mi corazón hacia vos para que me renueves”

.: Escucho a Dios: Mc 7, 31-37

Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de Decapólis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separo de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le toco la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiro y le dijo: “Efatá”, que significa: “Ábrete”. Y enseguida se abrieron sus oídos, se soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mando insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto mas insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

¿Que resuena en mi corazón? Miremos lo que hacen y dicen los personajes que participan en este Evangelio, me quedo con el que más me representa, escucho y veo qué es lo que Jesús tiene para decirme.

¿Por qué la multitud entrega al sordomudo? Podría ser para que Jesús lo cure y pueda unirse a la comunidad, comunicarse con los otros, conocerse, ser parte de ellos y ellos parte de él, es por esto que no solo lo cura “físicamente” sino que le regala una nueva vida. Esta vida es otra después de dejar pasar a Jesús por su corazón. Ya no va a ser la misma persona que antes, todo cambio.

Su antigua vida de soledad se transformo en vida comunitaria.
Pero también la multitud quiere que cure a esta persona para que en ellos se pueda cumplir el milagro de poder comprender (escuchar) y dialogar (hablar) a través de la Palabra. Estaban sordos porque la buena noticia aún no había llegado a ellos y hablaban con dificultad porque aún no habían conocido al Dios que se revela como Palabra en el diálogo. Jesús, sale al encuentro de ellos que piden oír y dialogar. “Ábrete” esa es la palabra que inicia un nuevo modo de comunicación y un Nuevo estilo de Vida.

¿Cómo trataríamos a las personas con las que vivimos si nuestra vida no estuviera modificada por el paso de Dios en nosotros?

¿Alguna vez pensaste qué seria de ti, si no hubieras hecho como el sordomudo, de abandonarte a las manos de Jesús?
Hoy Jesús nos invita a dejar en sus manos todo aquello que traba nuestro camino, nuestra vida, Él quiere que le dejemos nuestras heridas (físicas y del alma), nos “aparta del mundo” para renovarnos, para salir nuevos, con un corazón lleno de Él.

En la antigua liturgia bautismal, el sacerdote tocaba la oreja y la boca de la persona que se bautizaba para significar la apertura a la Palabra de Dios y la posibilidad de dialogar con Él. Nosotros bautizados hijos de Dios tenemos esta posibilidad de comunicarnos directamente, cara a cara con Él, éste es el momento, si me ayuda puedo escribir ¿Qué dejo en las manos de Dios para que renueve?

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.: Hablo con Dios:
hablo con Él con plena confianza. Le cuento lo que me pasa, esto que me aqueja desde hace tanto tiempo, eso que me quita la salud, la alegría, las ganas de compartir, esto que me impide comunicarme con los demás, que me deja limita. Terminemos nuestra oración, dando Gracias por lo que Dios nos regala hoy…Podemos rezar el Gloria.

.: Examen de la Oración:
La oración es un momento privilegiado de “encuentro con Dios”. En este espacio reflejamos y ponemos por escrito las gracias recibidas, los frutos alcanzados y también las luchas y tentaciones. Escribir el examen es importante ya que nos ayudara a guardar en la memoria como Dios actuó y estuvo presente durante la oración. Luego de varios exámenes de la oración podremos leer en ellos los pasos de Dios en nuestra historia de salvación y renovación. Esto es lo que San Ignacio llamaba: buscar y hallar la voluntad de Dios. Es importante estar atento a los momentos donde sentimos a Jesús sanar nuestras heridas, calmar nuestro dolor, devolvernos la vida y regalarnos su paz.

Cantamos "Que seria de mi"/Jesus Adrian Romero

http://www.youtube.com/watch?v=DkjTuyEwkeI

Martes de oración: 25 de agosto

Oración

La oración es un ENCUENTRO CON DIOS. Es la experiencia de estar en su PRESENCIA, donde escuchamos su palabra y HABLAMOS con él.

San Ignacio, a partir de su propia vivencia espiritual, descubrió que la oración no es “saber” muchas cosas sobre Dios, sino “sentir y gustar” interiormente la presencia de Dios, “...no el mucho saber harta y satisface el alma, sino el gustar y sentir de las cosas internamente”

Preparación

Busco un lugar donde pueda rezar en paz y con devoción
Busco una postura corporal cómoda y relajada, respiro lentamente para que el aire entre a lo más profundo de mí, tomo conciencia de la vida que hay en mí.
Me tranquilizo: dejo serenar mi mente, interrumpo el proceso del pensar....me hago presente a mi mismo...sensaciones...sonidos...respiración...silencio


Me pongo en la presencia del Señor

Me presento ante Él. Siento que Dios me mira, me escucha, me conoce...
OFREZCO este momento de oración, para que sea un momento de encuentro con Dios. Me ofrezco a mi mismo con todo lo que soy.
Petición: “Que tu amor me haga libre, para que mi corazón esté cerca del tuyo”

Escucho a Dios

Evangelio según San Marcos 7,1-8.14-15.21-23.

"Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce. Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?". El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres".Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".


-Leo el texto, trato de ponerme en el lugar de los personajes, ¿quien soy yo? ¿algún fariseo, el pueblo, los apóstoles, Jesús….?

-Puedo ir recorriendo distintos momentos de mi vida, en donde viví la Fe de diferente manera, ¿Cuál es la imagen de Dios que me muestran los fariseos? ¿Cuál es la imagen de Dios que me trae Jesús?

-¿Qué Dios es el que me acompaña hoy? ¿El Dios de Jesús? ¿El de los fariseos? ¿Qué religiosidad vivo hoy?

En este texto Jesús enfrenta a los fariseos, quiere cambiarles la imagen de Dios que ellos tienen, y en un lenguaje duro pero real los enfrenta. Esta situación no es muy lejana a la que vivimos en nuestros tiempos, en donde muchas veces la Fe se reduce a meros ritualismos para acallar la conciencia y no a un encuentro real, íntimo y personal con el Dios de la vida, el Dios que nos trae Jesús. En donde Dios sea el centro de nuestra vida y nos los actos externos, que son efímeros y circunstanciales
Podría preguntarme ¿Dónde tengo puesto mi corazón? ¿Cómo me vinculo con Dios? ¿De manera externa?...¿Con el corazón? ¿Qué sentido le doy a los actos externos?
Jesús nos invita a dar un vuelco de 180 grados en nuestra relación con Dios. ¿A quien busco cuando busco a Dios? ¿Seguridad? ¿A un padre que me castiga o premia? ¿Tranquilidad de conciencia?...o busco al Dios del Amor, ese Dios que me quiere más allá y sobre todo en mi barro y mi debilidad.


Reflexión: La tradición es un elemento muy importante en la vida de los pueblos; hay que cuidarla; ya que en ella se contiene una gran riqueza cultural. Pero las tradiciones no se pueden convertir en norma intocable de consuelo; también por encima de la tradición está el bien del hombre.
Jesús se dirige a toda la multitud y vuelve a la cuestión de la pureza para decir que ésta no está en las cosas ni en las acciones en sí mismas, sino en el corazón del hombre.Nada de lo que hay en la creación es impuro. Es la buena o la mala intención del hombre, al hacer uso de las cosas, lo que hace que algo sea agradable (puro) o desagradable (impuro) a Dios.
Entre nosotros también se invoca demasiado la autoridad de la tradición y se olvida, también demasiado, el valor del corazón; nos preocupa mucho hacer lo que siempre se ha hecho, sin pararnos a averiguar si eso es lo que conviene al hombre, y nos privamos de demasiadas cosas que no harían más que aumentar el caudal de alegría de nuestro mundo porque las tradiciones exigen que nos privemos de ellas. Las tradiciones, repitámoslo, pueden tener valor, pero no pueden ser la norma; la norma es el querer hacer, de corazón, lo que Dios quiere, y lo que Dios quiere es el bien del hombre.

¿No sería oportuno revisar muchas de nuestras tradiciones, leyes y manifestaciones de la religiosidad?

Estas oraciones te pueden ayudar a revisar tu relación con Dios, y tal vez descubrir una forma diferente de relacionarse con el Padre:

Lo más importante no es: Que yo te busque, Sino que tu me buscas en todos los caminos (Gen.3,9) Que yo te llame por tu nombre, Sino que el mío está tatuado en la palma de tu mano (Is. 49,16) Que yo te grite cuando me faltan las palabras, Sino que tú gimes en mí con tu grito (Rm. 8,26) Que yo tenga proyectos para ti, Sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro (Mc. 1,17) Que yo te comprenda, Sino que tú me comprendas en mi último secreto (1 Cor.13, 12) Que yo hable de ti con sabiduría, Sino que tú vives en mi, y te expresas a tu manera (2 Cor. 4,10) Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, Sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas (Jn 13,1). Que yo trate de animarme y planificar, Sino que tu fuego arde dentro de mis huesos (Jer. 20,9) Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte,... Si tu, no me buscas, llamas y amas primero? El SILENCIO AGRADECIDO, ES MI ÚLTIMA PALABRA, y mi mejor manera de encontrarte.

Benjamín Gonzalez Buelta sj


Señor, tengo deseos, anhelos, sed. Algo me empuja vitalmente en mis entrañas, el motivo existencial de mi vida. Vivo porque te deseo, Señor, Deseo tu presencia con enorme sed. Imagino tu rostro, escucho tu voz, Adoro tu divinidad. Si tan dulce es esperarte ¿cómo no será encontrarte? Señor, tú estás en todos los hombres y quiero reconocerte en ellos. Quiero encontrarte en la oración. Tu presencia inconfundible, esos momentos en los que alma se olvida de todo a su alrededor y queda en silencio ante ti. Tú dominas el arte de hacer sentir tu presencia al alma que piensa en ti con amor.

Quiero encontrarte en la eucaristía La gloria escondida de tu cena con tus amigos. Me acerco a ti con fe, Y vendré una y otra vez con el recuerdo de esas reuniones Y la ilusión de sentirme de nuevo cerca de ti.

Vivo porque te deseo, Señor. Deseo tu presencia con enorme sed. Quiero encontrarte en el rostro de los hombres, en la compañía de mis semejantes, en la revelación súbita y profunda de que todos los hombres son mis hermanos, en la necesidad de los pobres y en el amor de mis amigos, en la sonrisa del niño y el ruido de la muchedumbre. Tú estás en todos los hombres, Señor, Y quiero reconocerte en todos ellos.

Quiero también Señor, encontrarte finalmente en la pobreza de mi ser, en la desnudez de mi alma. Anhelo encontrarte, Señor. Esperanza de quien busca a su creador, quien ansía encontrar la razón para la cual ha sido creado. Esperanza que da sentido a mi vida, dirección a mi caminar. Vengo a ti, Señor.


AMDG