MARTES 08 DE JUNIO DE 2010 - TALLER DE CRECIMIENTO

“SOS Comunidad: mecanismos para salvar la Comunidad”




Cómo mejorar la comunicación
Dinamismo de la Ventana de Johari




La información contenida en dichas franjas y columnas no es estática, sino que se desplazan de un cuadrante a otro, en la medida en que varían dentro del grupo el grado de confianza recíproca y el intercambio de feedback. Como resultado de dicho movimiento, el tamaño y el formato de los respectivos cuadrantes experimentarán otras tantas modificaciones en el interior de la ventana.



Así es que a medida que se va ampliando el Área Libre gracias a una mayor comunicación, su evolución hace que se reduzcan las restantes áreas. Y lo ideal es que la mencionada Área Libre vaya precisamente ampliando su radio de acción, de forma que se reduzca al mínimo el resto de las áreas desconocidas, tanto de los demás como de nosotros mismos.

El Área Libre se va ampliando a medida de que:

1. Yo tengo amplitud mental para recibir un feedback de la gente con la que me relaciono, animando a los otros a me den un feedback, que me digan lo que piensan, que no me van a herir, que no me voy a enloquecer si me dicen algo que no me gusta mucho (Se reduce el Área Ciega)


2. Me animo a expresar lo que siento, mis emociones y dar un feedback yo a los demás, les expreso lo que pienso de ellos, lo que creo que debería cambiarse. (Se reduce el Área Oculta)

3. Trabajo en pos de un mayor autoconocimiento. Veo mis actitudes, descubro mis reacciones, etc. (Se reduce el Área Desconocida)

Lo ideal es que la mencionada Área Libre vaya precisamente ampliando su radio de acción, de forma que se reduzca al mínimo el resto de las áreas.

Cómo mejorar el dialogo
Principios para la obtención de Feedback

Al iniciar nuestra participación en un grupo, comunicamos todo tipo de informaciones de las que no somos conscientes, pero que son captadas por las otras personas. Tales informaciones pueden reflejar la forma de expresión de nuestra manera de ser, de nuestro modo de hablar o del estilo que adoptamos en nuestra relación con los demás.

Dado que el segundo cuadrante de la «Ventana de Johari» contiene informaciones que los integrantes del grupo conocen respecto de nosotros, pero de las que nosotros no somos conscientes, el único medio de aumentar nuestra concienciación de tales informaciones consistirá en obtener feedback del grupo. Consiguientemente, necesitamos desarrollar una actitud de receptividad tal que incite a los miembros del grupo a darnos feedback. Es preciso, pues, poseer capacidad de recibir feedback; y para que éste sea eficaz, es necesario que sea:

Aplicable
Que vaya dirigido a un comportamiento susceptible de ser modificado mediante el reconocimiento del punto en que se produce el fallo y mediante el esfuerzo personal tendente a corregir la «desviación».
Por ejemplo: «No me gusta tu manera de hablar» es un feedback inútil que no beneficia en absoluto la comunicación, dado que la información que contiene no es aplicable por el receptor. No contiene referencias para evaluar el comportamiento defectuoso. Cuando señalamos alguna limitación sobre la que la persona no posee control alguno, sólo conseguimos aumentar su frustración. Si, por el contrario, decimos: «Estás hablando en un tono demasiado alto, y siento que me estás retando», entonces el mensaje si contiene unos datos concretos que pueden ser examinados por el receptor, con lo cual estará en condiciones de aplicar el feedback.

Neutro
El feedback ha de ser más descriptivo que valorativo.
Por ejemplo: (1) «Tenés manía de hablar con afectación» (El feedback está dando un juicio de valor);
(2) «Esta parte del documento es un tanto rebuscada; hay que buscar un lenguaje más directo» (El feedback es neutro).
Evitando el uso del lenguaje valorativo se reduce la necesidad de que la otra persona reaccione de manera defensiva.
Evitar hacer interpretaciones previas:
Por ejemplo: «Llegaste tarde; seguro que ha sido porque te quedaste dormido» no es lo mismo que decir «Llegaste tarde; ¿te pasó algo?».

Oportuno
Saber cuándo hay que ofrecer feedback es tan importante como saber el modo de hacerlo. Debe ofrecerse en el momento oportuno. Es preciso ser consciente de cuál es el mejor momento y de cuándo va a ser más constructivo; y de si debe ofrecerse en privado o en el grupo. Por lo general, resulta mucho más efectivo cuando se ofrece inmediatamente después de haberse producido el hecho o la conducta en cuestión. Cuando algo no marcha bien, lo mejor es poner las cartas sobre la mesa, abrir el juego, a fin de poder devolver a la relación su anterior equilibrio funcional y emocional.
Puede ocurrir, por lo demás, que el comunicador no esté en condiciones psicológicas de mantener un diálogo sereno, por problemas personales o del tipo que sea. Entonces, probablemente sea más prudente esperar a recuperar la serenidad personal interior, al objeto de que el feedback sea especialmente beneficioso. El criterio de la oportunidad reside justamente en la capacidad del comunicador para discernir si tanto él como el receptor están en ese momento en condiciones favorables para que el feedback produzca un efecto positivo.

Solicitado
El feedback, más que impuesto, debe ser solicitado.

Directo
El feedback ha de ser ofrecido personal y directamente, sobre todo si es negativo. Pero resulta fatal para la relación entre dos personas la recepción de un feedback negativo por medio de un tercero. En este caso, lo que podría haber sido utilizado en beneficio de la estabilidad de las relaciones, pasa a destruirlas por no haberse dado una auténtica comunicación.

Específico
Cuando el feedback es abstracto puede acarrear un resultado negativo, porque el receptor no dispone de informaciones suficientes para comprenderlo y utilizarlo.
Por ejemplo, cuando un compañero de trabajo dice a otro que le considera una persona escasamente adaptada, el feedback se reduce a una simple declaración sin resultados significativos. En cambio, si el mismo compañero hubiera detallado el contenido del mensaje, probablemente las consecuencias serían más positivas. Supongamos que, en lugar de haber tachado de inadaptado a su compañero, le hubiera dicho: «No es ésta la primera vez que te comportas así en nuestras reuniones; tu actitud suele ser no participativa y como de aislamiento. En nuestra última reunión te desentendiste de la decisión, y ello ha perjudicado el posterior quehacer del equipo». A partir de estos datos, el receptor estaría en condiciones de auto-evaluar su actuación y revisar su actitud de distanciamiento.


Nada de esto es una verdad oculta que se ha revelado ahora. Es una cuestión de sentido común y sensatez. El problema es que a veces nos da miedo encarar a alguien porque tememos cómo será su reacción…

Pues bien, dice la Biblia, sean astutos como serpientes y mansos como corderos.

No todo el mundo está psicológicamente preparado para recibir un feedback. Inclusive hay momentos en los que nosotros mismos tampoco estamos psicológicamente preparados para recibirlo. Hay que saber encontrar el momento y la manera.

El camino del Perdón

El perdón, la capacidad de perdonar, es un signo de salud psíquica y madurez cristiana. Lo que más “oscurece el pozo” es la incapacidad de perdonar.
Con respecto al perdón, constantemente se escuchan frases o se ven actitudes como estas; que revelan una gran confusión con respecto a lo que lo que es realmente el perdón.

Existen también algunas concepciones falsas con respecto al perdón:

- Identificar perdón con olvido: Si se identifica perdón con olvido, se va por mal camino, al contrario, sólo se puede perdonar bien si se recuerda bien. Solo si está enfrente lo que pasó se puede perdonar, porque perdonar implica integrar y esto supone un proceso, si no se está escondiendo… Frases como “olvido y perdón” o “borrón y cuenta nueva” usadas en el contexto de los crímenes cometidos en represiones y guerras en América Latina, son usadas como la mejor garantía de volver a cometer los crímenes. Hay personas que se sienten mal porque no olvidan, y piensan entonces que no han perdonado. Perdonar exige tener claro todos los datos, exige el recuerdo. Más aun, no olvidar es precisamente la condición o posibilidad de que se pueda integrar las cosas. Es necesario para el proceso del perdón recordar. Incluso, es una señal de salud mental y de madurez humana decir: yo perdono pero no olvido.

- Identificar el perdón con la negación: Es como decir: no pasó nada. Esto se convierte en una bomba que estalla con el tiempo. Si se niega la ofensa y las injusticias que se han cometido, no es posible perdonar de verdad. Es necesario recordar los hechos, y además el dolor, la vergüenza, la tristeza y la cólera que causaron, para poder iniciar un proceso de perdón en el que se desahogue y se canalicen de una manera aceptable y sana estos sentimientos.

- Identificar el perdón con un acto de voluntad: “si quisieras, podrías perdonar” Esta concepción la enseñan las mamás, “perdona a tu hermano” igual en la escuela, en la Iglesia. Esta idea hace pensar que el perdón es algo que se impone. Cuando se constata que a pesar del deseo, hay incapacidad para perdonar, entonces crece el sentimiento de malestar y de culpa. Efectivamente el perdonar implica la voluntad, pero requiere también una gran cantidad de otras cosas. Es un proceso…Supone algo de voluntad pero es más complejo. También es equivocado negar la necesidad de perdonar al otro. Cuando se afirma que no hay nada que perdonar, en el fondo, se está diciendo “tú no eres quien para ofenderme, no te da el cuero para molestarme”

- Identificar el perdón con una acción exclusiva de Dios: Cuando se asume el perdón como una acción que solo puede hacer Dios, la persona se exime de su responsabilidad ante los hechos, y de su necesario compromiso en la transformación de dicho sentimiento. Igualmente errónea es la percepción del perdón como un mandato de Dios unilateral, que no cuenta con la realidad psicológica del hombre. Jesús nos pide perdonar 70 veces 7 ¡pero no en 7 minutos!

- Identificar el perdón con renunciar a que se haga justicia: Perdonar no significa que haya que eximir a la persona de que se haga responsable del daño que ha hecho. Se puede perdonar, es decir, dejar de sentir cólera, odio, rencor y deseo de venganza, pero esto no significa que quien cometió un crimen se haga cargo de las consecuencias del hecho. ¿Quien dice que perdonar supone negar que lo malo es malo y lo bueno es bueno? Perdonar no es renunciar a la justicia, sino hacer justicia en la ley y no movido por la pasión.

- Creer que perdonar es volver a la situación en que se estaba antes. Creer que es posible hacer borrón y cuenta nueva, que todo empiece de nuevo, como si nada hubiese pasado. Que todo sea nuevo exige confianza y esta no se logra con solo decir te perdono. En muchas ocasiones se puede dar el perdón, pero no se puede restablecer la situación que se vivía antes de la ofensa.

Estas imágenes falsas repercuten en el ámbito psicológico porque hacen sentir malestar y llevan a la culpabilización.
El perdón es un camino…Necesita tiempo para recorrerse… No es como pasar una página.
Cuando el proceso de armonización se traba, se atora, se puede ayudar a desbloquearlo con el proceso del perdón, en cada uno de los elementos por armonizar.

¿Cómo darse cuenta de que uno está en el proceso del perdón?
El gran indicador de que se está en un proceso de perdón es que se haya terminado el deseo de venganza y el resentimiento (la indiferencia es una manera de resentimiento).
Cuando persiste el sentimiento negativo es que no se ha podido expresar toda la cólera, o no se ha sacado el mensaje al acontecimiento.

Es importante tener claro que justicia es diferente a venganza… ¿Cómo distinguir cuándo el móvil es vengativo y cuándo es de justicia? Porque en la venganza se es juez y parte: se toma la justicia en las propias manos. Es un fenómeno menos emocional. En cambio la justicia es un acto en el que se confrontan hechos contra leyes, contra una estructura jurídica, en donde hay ciertas penalidades por ciertos actos. La justicia nace de las leyes, de los derechos humanos que están legislados desde hace mucho, y en donde la infracción a ciertas cosas tiene unas penalidades.
Los otros indicadores es saber canalizar y expresar la cólera y la tristeza, encontrar la ventaja - el mensaje que deja el acontecimiento - y tener la capacidad de ver al agresor con ojos diferentes, una mirada que permita captar lo positivo que hay en él.

EJERCICIO
Para poder recorrer el camino del perdón, existe un requisito básico: que haya cesado la ofensa, implica que haya un espacio de libertad. Si la ofensa persiste, es necesario hacer otro tipo de trabajo terapéutico, pero no el proceso de perdón.

- Expresión de cólera: poder expresar la cólera – generalmente mezclada con dolor – y la rabia que ha generado el hecho, el daño. Si no se saca la ira, esta se convierte en deseo de venganza velada o descubierta, o en enfermedad. Hay que estar muy atentos a esto, porque la venganza no es el placer de los dioses sino un bumerán: recae sobre quien lo lanza.
- Delimitar la ofensa: evaluación de las “perdidas de la guerra”. ¿Qué es lo que me ofendió? Saber separar la ofensa de la propia persona. Desmagnificar la ofensa, objetivarla. No es “acabaron con mi fama y todos lo creyeron” sino “me quitaron un trozo de mi fama y dos lo creyeron”.
- Reivindicar el propio derecho: yo tenía derecho a que no me hicieran esto. Esto es justamente lo que produce mi enojo.
- Hacer la conexión con las heridas personales: la herida puede fomentar o aumentar la dimensión del hecho. Si el hecho toca la herida, y ésta no está trabajada, es más difícil perdonar, porque el golpe se sobredimensiona.
- Sacarle el mensaje al hecho: esto tiene un efecto mecánico, baja el deseo de venganza, entonces, inmediatamente aumenta la misericordia. Puede ayudar el ejercicio de hacer una nube. Para sacar el mensaje sirve recordar que “mi enemigo es mi mejor maestro”. Solo el enemigo me dice lo que los otros me ocultan.
- Diálogo: Hablar con esa persona (o hecho) o escribirle. Si no es posible entregar lo escrito, ayuda, por lo menos, expresar el sentimiento en forma escrita. Puede ayudar hacer el ejercicio de la silla vacía para que quien me ofendió me explique su situación. Es necesario hacer el ajuste de cuentas, deslindar las culpas. Es importante el reconocimiento de las responsabilidades de cada uno, pues salvo en casos muy especiales, también hay algo de culpa en la persona ofendida. Es decir, en cualquier hecho siempre hay un porcentaje de responsabilidad en cada uno, nunca hay impunidad total[1].
- Cambio de percepción: Este camino del perdón ayuda a:
- Ver a esa persona o hecho con diferentes ojos.
- Ver a esa persona con los ojos de Dios, desde los ojos de Dios: a ésta la quiere Dios como a mí, y es tan hijo suyo como yo, y a puesta por ella como por mí.


[1] En esto de la delimitación de mi culpabilidad hay que tener en cuenta que muchas veces puede ser ofendido porque tengo la “culpa” de alguna ofensa que he recibido, por ejemplo, por la extracción de clase a la que pertenezco – o a la que adhiero -, al grupo étnico, etc. Que de ordinario oprimen y explotan a otros grupos humanos. Esto sería aprender a reconocer la “culpa” de gozar de una condición privilegiada (en cualquier aspecto) en detrimento y ventaja frente a otras personas. Por otra parte hay que saber distinguir la culpa jurídica Ej. siempre el adulto es responsable y culpable en una situación sexual con un menor de edad) de la culpa psicológica que puede experimentar el menor. Esta culpa no se rige por la lógica jurídica ni racional, pertenece a la lógica de las sensaciones y se trabaja con el auto perdón.