Martes 10/05: Oración

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar”. Juan 10, 1–10


"Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a las suyas por su nombre y las hace salir. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia".

Palabra del Señor.

Preparación: Busco un lugar donde pueda rezar, determino el tiempo de oración, también una postura corporal cómoda y relajada, me tranquilizo, tomo conciencia de las sensaciones, sonidos, la respiración y del silencio.

Me dispongo a sentirme en la presencia de Dios: le abro la puerta de mi corazón. Busco encontrar en mi interior la presencia del Señor y eso es lo único importante… Me presento ante Él. Siento que Dios me ama, me mira, me escucha, me conoce

Petición: “Jesús que junto a vos pueda tener vida y en abundancia…..”

Composición de lugar: Nuestra propia vida, familia, amigos, trabajo, compromiso social y político, comunidades, apostolados, estudio….Mis momentos de contemplación que fortalecen mi acción….

Escucho a Dios: Leo despacio el texto con el que voy a rezar gustando cada palabra, cada frase, cuando encuentro algo con un sabor especial o donde siento que Dios me habla, me detengo, repito suavemente la frase, trato de meditar con el corazón, con los afectos. No es necesario terminar el texto, lo importante es profundizar y detenerme donde Dios me da a sentir algo especial. No se trata ni de pensar, ni de hacer reflexiones, sino sentir y gustar internamente.

Comentarios: Este evangelio es parte de un discurso más amplio dirigido a los judíos fariseos; esta enmarcado por el episodio de la curación del ciego de nacimiento. La ceguera es el símbolo de la falta de fe de los fariseos, de su incapacidad de comprender, de su rechazo y resistencia a la revelación de Jesús. En el capítulo 9, Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo”. El ciego de nacimiento es curado y cree en Jesús. Los fariseos, por el contrario, resultan ser los verdaderos ciegos, incapaces de creer.

En el capítulo 10, Jesús dice: “Yo soy la puerta”, “Yo soy el buen pastor”, pero se dice que los fariseos no comprendían, incluso piensan que está loco y poseído por el demonio; no creen; continúan estando ciegos. Es a estos personajes faltos de fe a quienes Jesús dirige las palabras de nuestro evangelio de hoy.

Los personajes que aparecen: ovejas, ladrones y bandidos, pastor, portero. ¿Qué personas están simbolizadas en estos personajes? - Ovejas: Representan al pueblo de Dios y a los discípulos. El texto más conocido es el del profeta Ezequiel, dedicado a los pastores de Israel que, en lugar de cuidar del rebaño, se apacientan a sí mismos, por lo que les dice Dios: “Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él” (Ez 34,11).

- Ladrones y bandidos: Jesús se está refiriendo a los fariseos y dirigentes judíos en general. Los dirigentes son “ladrones” porque explotan al pueblo, en lugar de servirle y conducirle a Dios (cf. Mc 12,40; Mt 23,14; LC 20, 47). Son también “bandidos”. Bandido es el que usa la violencia, como ellos la usarán con Jesús y con sus seguidores, hasta el punto de darle muerte. Como la usaban ya con quienes se adherían a Jesús, expulsándoles de las sinagogas (cf. Jn 9, 22.34).

- Pastor: Es Jesús, cuya voz reconocen y escuchan sus ovejas. Él va delante de ellas, como Pastor y Maestro, y sus ovejas le siguen. Las ovejas son los discípulos, el nuevo pueblo de Dios. Éstos no conocen ni escuchan ni obedecen otra voz, ni a otro maestro, ni a otro pastor distinto de Jesús.

Aunque los escribas y fariseos quieren ser pastores y maestros del pueblo, Jesús dice que sólo hay un Maestro, Cristo, que no ha venido a aprovecharse del pueblo, sino a servirle y darle vida. Otra imagen que usa Jesús para hablar de sí mismo es “la puerta”. Por él se entra en un ámbito de salvación, de libertad y de vida que ni las instituciones judías ni sus dirigentes podían dar.

“Yo soy la puerta, si uno entra por mí, estará a salvo...” “Entrar” por Jesús es acercarse a Él, conocerle, creer en Él, amarle, seguirle, guardar su palabra... Vivir desde dentro de Jesús. Sentir, pensar, actuar, elegir desde Jesús. En Él quedamos a salvo de todo lo que amenaza nuestra vida: el pecado y la muerte. En El encontramos el alimento que necesitamos: su carne, su sangre y su palabra.

Hoy podemos meditar en estas dos imágenes de Jesús: la puerta y el pastor.

1. ¿Qué te sugiere la imagen de la puerta? ¿ que camino se te abre si entras por Jesús?

2. La voz del pastor: la palabra “voz” aparece repetida tres veces en el evangelio de hoy. Sus ovejas “escuchan su voz”, “conocen su voz”, “no conocen la voz de los extraños”. ¿Cómo es tu familiaridad con “la voz” de Jesús?

3. Jesús es el buen Pastor que te conoce por tu nombre, te llama y te llena de vida. ¿Experimentas su cuidado y protección o te resulta difícil reconocer su guía providente?

Luego sigue la parábola que nos pone en contacto con lo fundamental de la tarea del Reino: hacer vida la entrañable misericordia de Dios que es Buen Pastor, Padre de los Hijos pródigos, pastor de la oveja pérdida, capaz de perdonar al que mucho debe…Jesús ante el futuro lo miraba con la misericordia de Dios.

Nuestro carisma ignaciano nos invita a ser contemplativos en la acción, a descubrir a Dios en todas las cosas del mundo. También a ser hombres y mujeres para los demás.

Principio y Fundamento (EE 23), El hombre es creado para alabar, reverenciar y servir a Dios, y las otras cosas de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden a conseguir el fin para el que es creado………..El hombre ha de usar de ellas tanto cuanto le ayuden para su fin,………solamente deseando y eligiendo lo que conduce al fin para el que somos creados.

Estamos invitados a saber leer los signos de los tiempos que vivimos e interpretarlos bien desde la Palabra en oración y diálogo espiritual con otro (acompañamiento, discernimiento).

Aprovecho este encuentro de hoy con El y le comparto sobre mi vida, sobre mis acciones, sobre mis amistades, sobre mis momentos de contemplación.

Entendimiento (re-flexión, comprensión, pensamientos) trato de darle nombre a cada elección que El me invita a seguir y aquellas opciones que no me conducen al fin de mi vida.

Me despido con reverencia, y le doy gracias por este encuentro. Termino con una oración. Querido Jesús compañero y amigo del alma, dame la gracia de sentir tu presencia en mi vida que sos mi buen pastor, que me regalaste el don de la vida y para que viva en abundancia. Dame la gracia de confirmar mi vocación para más amarte y servirte, te quiero mucho Jesús…

Coloquio: Elijo con que persona cercana (Jesús, algún santo amigo, la virgen) quiero hablar, un diálogo libre de corazón a corazón…

Examen de la Oración El examen es volver a mirar, a recordar, para describir lo que me pasó durante la oración… Entonces con todo mi ser y en especial las tres potencias: Memoria (sentimientos, afectos, recuerdos) – Entendimiento (ideas, conexiones, reflexiones, comparaciones) – Voluntad (deseos, ganas, opciones). Miro las imágenes, los pensamientos que surgieron a raíz de las imágenes y los sentimientos que se me producen a raíz de las imágenes y pensamientos…

Lo fundamental es: ¿Qué es lo que me pasó? ¿Cómo me quedé? ¿Qué mociones (movimientos) descubro que tuve? Describir y Escribir.

* ¿Cómo estoy? ¿Cómo comencé? ¿El lugar, sirvió? ¿Tuve distracciones? ¿Qué me distraía? ¿Qué pensamientos me vinieron? De todas las frases que leí, ¿cuál fue la que me gustó? ¿Qué sentí? ¿Qué sentimientos predominaron? ¿Cómo terminé la oración? ¿Cómo me sentía?

Una vez que escribiste todo esto, describí todos los sentimientos que pudiste encontrar en todas las partes de la oración. Por ahora, advierto lo que siento y lo describo. Y lo escribo. En dónde sentiste más gusto, o al contrario, más disgusto, y también qué sentimiento te dominó…

Taller de Crecimiento: 03 de mayo de 2011

Amig@s; compartimos con ustedes el material del Taller de Crecimiento del martes pasado: "Liderazgo para tiempos alterados: el camino ignaciano de la profundidad y el servicio" que nos compartió el Lic. Ricardo Moscato.