Martes de Oración: 26 de mayo

“Esperando el Espíritu Santo y sus dones”

.: Preparación de la Oración
Recordemos los pasos que vimos en el Taller: busco un lugar donde pueda rezar, determino el tiempo de oración, también una postura corporal cómoda y relajada, me tranquilizo, tomo conciencia de las sensaciones, sonidos, la respiración, y del silencio…

.: Me pongo en la Presencia de Dios
Hago entonces un signo exterior, por ejemplo la señal de la cruz o una reverencia. Y rezo la Oración Preparatoria: “Pido a Dios nuestro Señor para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.”

.: Petición: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.”

.: Escucho a Dios: Jn 20, 19-23
Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes". Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".

Jesús nos regala LA PAZ, y no nos deja solos, nos envía el Espíritu Santo para que nos ilumine, cure nuestras heridas y podamos ser sus testigos, sus enviados a proclamar la Buena Noticia a nuestros hermanos…
Si nos ayuda podemos meditar este texto: 26 de Mayo: “Cura nuestras heridas.”
¡Cuántas heridas llevamos dentro! Grandes o pequeñas, viejas o recientes, esas heridas están allí adentro, por los recuerdos dolorosos, por las experiencias traumáticas de nuestro pasado, por nuestros fracasos, por nuestros errores, por el amor que nos negaron, por lo que no pudo ser.
Quizá con nuestra mente le quitamos importancia a esas cosas, pero nuestra afectividad sigue sufriendo por esas heridas.
El Espíritu Santo puede entrar en nuestro interior y es capaz de sanar esas heridas. Mostrémosle lo que nos duele, digámosle lo que sentimos, e imaginemos que se derrama como bálsamo que cura y cicatriza, que pasa como caricia suave que cierra las heridas con cuidado y con ternura. Él te lo está diciendo: “Yo, yo soy el que te consuela” (Is 51,2). “Las colinas se moverán, pero mi amor no se apartará de tu lado” (Is 54,10). “Yo mismo apacentaré mis ovejas… Curaré a la herida y reconfortaré a la enferma” (Ez 34, 15.16).
Fernández, Víctor Manuel, “Los cinco minutos del Espíritu Santo”, Buenos Aires, (Claretiana, 2007), 155-156.

.: Hablo con Dios: Coloquio… le pido a Jesús me envíe el Espíritu a sanar mi vida, para que pueda “más amarlo y servirlo” en mis hermanos. Hablo con Él como con un amigo.
Terminamos dando Gracias a Dios por tantos bienes y tantos dones recibidos.
Podemos rezar el Gloria.

.: Examen de la Oración: tratar de descubrir lo que paso durante el tiempo de oración. Poner por escrito las gracias recibidas, los frutos alcanzados y también las luchas y tentaciones vividas, prestando especial atención a los momentos donde sentimos PAZ. Nos puede ayudar también ver esto que nos cuenta Pablo en Gál 5,22-25: “… el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia... Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.”

RECORDEMOS QUE: “no el mucho saber harta y satisface el alma
sino el sentir y gustar las cosas internamente”.


Para comenzar con la oración de hoy e ir sintiéndonos en su presencia, vamos a pedirle al Espíritu Santo que nos ilumine y nos ayude a escuchar lo que tenga para decirnos. Cantemos juntos: Ven, Espíritu Santo…
CANCIONERO
Ven, Espíritu Santo
[CD: La mesa de todos - Cristóbal Fones sj - Texto: Paula Richard]

Ven, Espíritu Santo Creador.
Ven, Fuego que alienta la vida.
Ven, Agua que limpia y nos fecunda.
Soplo que nos hace andar.

Empujas la historia hacia la libertad,
deshaces los miedos que atan,
derribas los yugos que oprimen la voz,
sacudes las cobardías.

Más dentro de mí que yo mismo
me habitas, Espíritu de amor.
Me mueves por dentro, me lanzas a amar,
me llenas de gracia y ternura.

Me alzas del polvo, me pones de pie,
me abres de nuevo el camino.
Me imprimes a fuego en el corazón
el rostro de Cristo, el Señor.

Ven, Espíritu Santo Creador.
Ven, Consolador de los pobres.
Salmo 103
Salmo 103, 1-2ª. 5-6. 10. 12-14ab. 24. 35
[CD: ¡ALEGRENSE! Salmos y Cantos para la Semana Santa - Equipo diocesano de Liturgia – Área música y canto – San Isidro]

Antífona: Envía Señor Tu Espíritu
y renueva toda la tierra.

Bendice al Señor, alma mía.
¡Señor, mi Dios, que grande eres!
de esplendor y majestad te vistes
y te envuelves con manto de luz.

La tierra sobre sus cimientos
afirmaste y no se moverá.
Como un manto la cubrió el océano,
a las montañas tapaban las aguas.

Haces brotar fuentes en los valles,
sus aguas corren por quebradas.
Junto a ellas las aves del cielo
hacen oír su canto entre las ramas.

¡Que variadas son tus obras!
¡Todo lo hiciste con sabiduría,
de tus creaturas la tierra está llena!
¡Alma mía bendice al Señor!