25 de noviembre: Martes de Oración

Queridos amig@s:
Gustavo Roselli nos invitaba a rezar con el texto de Marcos: "La ofrenda de la Viuda" donde Jesús aprovecha para abrir los ojos de los discípulos y enseñarles la mirada de Dios, que es diferente a la de los hombres, porque ve el interior, porque ve el corazón.

A continuación compartimos los puntos.

A mayor Gloria de Dios.

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¿Hasta dónde estoy dispuesto a dar-me?

Otro de los frutos del vivir del propio manantial, es la Conciencia Solidaria. Ya decíamos que en fondo de nuestro manantial encontramos el llamado profundo a la solidaridad. Esta solidaridad, en cristiano, unifica los dos hallazgos de la parte positiva: la voz de la conciencia y la presencia de Dios. Es la voz de mi manantial que me empuja hacia el crecimiento personal. El primer gran fruto de este crecimiento es que emerja una conciencia solidaria.

Te invito a rezar con el evangelio de: Mc. 12. 28-34

"En su enseñanza Jesús les decía también: «Cuídense de esos maestros de la Ley, a quienes les gusta pasear con sus amplias vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar asientos reservados en las sinagogas y en los banquetes; incluso devoran los bienes de las viudas, mientras se amparan detrás de largas oraciones. ¡Con qué severidad serán juzgados!»
Jesús se había sentado frente a las alcancías del Templo, y podía ver cómo la gente echaba dinero para el tesoro; pasaban ricos, y daban mucho. Pero también se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Jesús entonces llamó a sus discípulos y les dijo: «Yo les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros. Pues todos han echado de lo que les sobraba, mientras ella ha dado desde su pobreza; no tenía más, y dio todos sus recursos.»”


Los maestros de la Ley o escribas eran los encargados de instruir al pueblo en cuestiones religiosas, y eran muy respetados en el tiempo de Jesús.
Como en otros pasajes del evangelio Jesús señala su hipocresía y juzga con severidad su actitud falsa, pues aparentan piedad exteriormente y en su interior tienen el corazón endurecido.

Al observar la ofrenda que una viuda realiza en el Templo Jesús aprovecha para abrir los ojos de los discípulos y enseñarles la mirada de Dios, que es diferente a la de los hombres, porque ve el interior, porque ve el corazón.

En aquellos tiempos las viudas eran pobres y debían vivir de las ayudas de los demás, pues las mujeres no podían trabajar en forma independiente. Las monedas que da la viuda pueden tener poco valor, pero a los ojos de Dios son mucho más valiosas que las ofrendas de los ricos, pues éstos dan de lo que les sobra, y la viuda de lo que tenía para vivir. Su ejemplo nos invita a cambiar el corazón.
[1]

Para pensar:

- Desde mi manantial, ¿brotan estos gestos de solidaridad?
- El agua de mi propio pozo ¿corre para calmar la sed de mis hermanos (sed de escucha, perdón, justicia?
- ¿Con qué tipo de agua estoy llenando mi propio pozo?
- ¿Estoy compartiendo el agua que tengo o solo doy del agua que me sobra?

Puedo terminar con la siguiente oración:

No esperes a tener mucho
para dar a los demás...
No esperes a tener tiempo (libre)
para trabajar por los otros...
No esperes a ser valiente
para emprender grandes desafíos...
No esperes a tener respuestas
para emprender el camino,
la fe es aventura, desafío,
entrega e intemperie,
no esperes a llenar la alforja,
anímate a andar ligero de equipaje,
abierto al despojo,
reconociendo tu pobreza…
el Dios bueno
te acogerá en sus brazos,
te tomará de la mano,
y te guiará por sus caminos,
para que vivas ¡la fiesta del dar!
Descubrirás entonces
lo mucho que en tu pobreza
Dios te ha dado para dar
(y dar-me a los demás).

Para seguir rezando en casa….

Para configurarse verdaderamente con el Maestro es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor, que Él quiso llamar suyo y nuevo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15, 12). Este amor, con la medida de Jesús, de total don de sí, además de ser el distintivo de cada cristiano no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio, “reconocerán todos que son discípulos míos (Jn 13, 35).

Aparecida, 139.

Repaso de los pasos para Ejercicios Espirituales:

Ponerme en la presencia de Dios...
Petición: Jesús que, como la viuda del evangelio, comparta mis bienes con las demás!
3. Oración: lectura del evangelio, composición de lugar, revivo la experiencia...
4. Dialogo con Jesús...
5. Examen de la oración...me pregunto ¿cómo me fue en éste rato de oración con Jesús?...

[1] Extracto de “Recursos al Servicio del Evangelio” publicado en Buenas Nuevas.com. (agosto 2008).

11 de Noviembre: Martes de oración.

Queridos amig@s: Laura Pucheta rjm nos invitaba a meditar con la parábola del Buen samaritano y así ahondar en nuestra conciencia solidaria. A continuación compartimos los puntos.

A mayor Gloria de Dios
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Mi conciencia solidaria

* Siento la presencia de Dios
Tomo conciencia de la presencia de Dios en mi vida. Él me acompaña y me mira con amor.
* Hago una petición
“Señor, que te descubra en mis hermanos heridos, marginados, abandonados….”
*Escucho a Dios: “El Buen Samaritano” (Lucas 10, 25-37)

Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?»
El hombre contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
Jesús le dijo: «¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.»
El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: «¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús empezó a decir: «Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto.
Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vió, dio un rodeo y siguió.
Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y pasó de largo.
Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero éste se compadeció de él.
Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo.
Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: «Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.»
Jesús entonces le preguntó: «Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se hizo el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?»
El maestro de la Ley contestó: «El que se mostró compasivo con él.» Y Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.»

Comentario

En el camino de Jerusalén a Jericó, la imaginación popular ve la sangre del pobre hombre apaleado de la parábola. Los bandoleros no se contentaron con desvalijarlo, lo dejaron medio muerto y al borde del camino. Y sucedió que pasaron primero un sacerdote y después un levita y ambos dieron un rodeo para no tocar siquiera al caído. Cumplían con una obligación legal. Ante un tribunal religioso no habrían recibido más que elogios: habían huido de la impureza!!
Jesús ataca lo sustancial de la religiosidad judía de los puros de su tiempo: poner la pureza legal por encima de la caridad.
La caridad es algo natural. La caridad brota por sí sola. Para amar al prójimo no hay más que dejarse llevar. La caridad fluye naturalmente, brota de manera sencilla, sin esfuerzo, como el agua de un manantial. Es el primer movimiento del corazón, el primer latido. Esta caridad espontánea es la que empuja al buen samaritano a detenerse. Luego necesitará un amor mucho mas hondo para no limitarse a una pequeña ayuda.
(Martín Descalzo. Vida y Misterio de Jesús de Nazareth Tomo II. Salamanca. Ed Sígueme 1986)

* Dialogo con Jesús, como un amigo le habla a otro amigo
Imaginarnos frente al hombre herido. ¿Quién es? ¿Qué heridas tiene? ¿Físicas, espirituales?
¿Dejo brotar de mi manantial la caridad? ¿Algo me lo impide?
¿Me dejo llevar por el movimiento de mi corazón que me invita a acercarme a mis hermanos mas necesitados, a los marginados desde todo punto de vista?

*Termino dando gracias por este momento de encuentro personal con Jesús.

Examen de la oración...me pregunto ¿Cómo comencé? ¿Cómo estuve durante la oración? ¿Cómo termine?

28 de Octubre: Martes de oración.

Gustavo Roselli nos invitaba a cuestionarnos si en el trabajo que día a día llevo a cabo, en sus diferentes ámbitos me he convertido más bien en “empleado del Reino de Dios” que en “administrador de los bienes dados gratuitamente por Él” .
Adjunto enviamos los puntos para seguir ahondando en ellos.

A mayor Gloria de Dios
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¿Empleado o Administrador?

Con ésta pregunta trataré de sumergirme en mi manantial, en mi corazón…ahondando si en
el trabajo que día a día llevo a cabo, en sus diferentes ámbitos (trabajo profesional, grupo de
parroquia, etc.) me he convertido más bien en “empleado del Reino de Dios” que en
“administrador de los bienes dados gratuitamente por Él” (y aquí englobamos talentos,
capacidades, virtudes, etc.). El “ser empleado” nos limita muchas veces al cumplimiento de
la tarea encomendada, que se vuelve rutinaria (y hasta costumbre, sin novedad). En cambio,
el “ser administrador” nos lleva a tener los sentimientos de Jesús, compadecernos de los
enfermos, ponernos al servicio de los pobres y preguntarnos ¿qué haría Cristo en mi lugar?,
como el P. Alberto Hurtado s.j.…Hoy estoy llamado a ser administrador del Reino de Dios
que me toca vivir. Te propongo salir al encuentro con Jesús…

Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para
todos?".El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al
frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?43 ¡Feliz
aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!. Les aseguro que lo
hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: “Mi señor tardará en
llegar”, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber
y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará
correr la misma suerte que los infieles. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor,
no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un
castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos
severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le
reclamará mucho más. (Lucas 12, 48 – 48)

Uno de los riesgos que nos amenazan constantemente es el caer en una vida superficial,
mecánica y rutinaria de la que no es fácil escapar. Con el pasar de los años, nuestros
proyectos y metas terminan reduciéndose y hasta emprobeciendose. Jesús insiste con la
actitud vigilante y despierta con que debemos enfrentar nuestro trabajo, nuestra existencia.
Se podría decir que concibe la fe con un “vivir despierto” que nos libera de la superficialidad
y el sinsentido. Por eso necesitamos, redescubrirla constantemente, conocerla con más
profundidad, agradecerla y tratar de vivirla… A cada uno Dios nos dio poco o mucho, este
papel o aquél, estas cualidades o aquellas otras y cada uno responderá conforme a lo
recibido. Como administrador (no empleado) si pierdo o gano tengo la certeza que Jesús
gana y pierde conmigo. Seguro que a mí me “ha dado mucho”, por eso mismo, se me exigirá
mucho ¿cuál esta siendo mi respuesta concreta?

Que el P. Alberto Hurtado, administrador fiel del amor de Dios, nos guíe en el final de
nuestro rato de oración…. Todo el trabajo de la vida sabia consiste en esto: en conocer la
voluntad de mi Señor y Padre. Trabajar en conocerla, trabajo serio, obra de toda la vida, de
cada día, de cada mañana, ¿qué quieres Señor de mí....? Esta es mi gran misión, mayor
que hacer milagros....Si Cristo viniera hoy a nuestras fábricas (a nuestro trabajo),
encontraría en ellas quienes lo seguirían con tanto ardor como en la primera generación
cristiana.”

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Recuerdo los pasos para la oración:

1. Nos descalzamos de nuestras tensiones para entrar en presencia de Dios.
2. Petición: “Jesús, que me reconozca administrador de los bienes recibidos”
3. Oración: lectura del evangelio, composición de lugar…
4. Dialogo con Jesús...(el dialogo es siempre de a dos, sino es un monologo)
5. Examen de la oración...me pregunto ¿cómo me fue en éste rato de oración con Jesús?

Martes de taller: El estilo de vida

Queridos amigos y amigas: El martes pasado 14 de octubre tuvimos un hermoso encuentro de taller a cargo de la Lic. Laura Eder. Con un texto de Darío Mollá sj: “Cristianos en intemperie”. Encontrar a Dios en la vida, reflexionamos sobre nuestro estilo concreto de vivir diariamente y compartimos algunas pistas que nos pueden ayudar a disponernos para el encuentro con Dios en lo cotidiano.
Les compartimos el material.



EL ESTILO DE VIDA

1. “Ayudar” a formar el sujeto
La palabra “ayudar” sintetiza todo aquello que, quien afronta la vida desde la espiritualidad ignaciana, quiere hacer por los demás. Es una palabra clave. Y es también una palabra compleja a poco que se la analice: porque es, a un tiempo, una palabra llena de ambición y también de modestia. De ambición, porque no fija ningún límite, sino que más bien abre un amplio campo, un amplio abanico de posibilidades y actividades; modesta porque sitúa a la persona que quiere ayudar a los pies, al servicio de la otra persona, sin protagonismo ni mando alguno, como sencillo “ayudante”. Palabra ambiciosa en su objetivo, modesta en su actitud: es una intuición genial, pero ¡qué difícil es ese equilibrio en la vida!
Lo que sigue quiere situarse en este ámbito de la ayuda. No quiere ser otra cosa que un conjunto de sugerencias que “ayuden” a crecer como sujetos disponibles a la experiencia de Dios. Lo que viene a continuación no son, no quieren ser en modo alguno, nuevas obligaciones, nuevas cargas, nuevas condiciones... ni tampoco seguro o garantía de nada: simplemente son elementos de ayuda que se ofrecen y que deben ser utilizados por si ayudan y por quien piense que algo de esto le pueda ayudar. Con ese espíritu han de ser vividos para ser vividos sanamente, evangélicamente.
Al hablar de estas ayudas, hablaremos de dos cosas que, aunque se encuentran en algunos momentos, no son exactamente las mismas: hablaremos de estilos de vida y también de actividades concretas. Hay estilos de vida que nos ayudan a crecer como sujetos, simplemente por vivir de una determinada manera, y otros que nos lo impiden, también por vivir de otra concreta manera. Muchas veces he experimentado en mí y en otras personas que los bloqueos en los procesos “interiores”, “espirituales”, tienen que ver con cuestiones relacionadas con el estilo de vida y están pidiendo cambios en el modo de vivir. Hablamos de estilo de vida antes que de actividades, porque es el primero el que da contexto y sentido a las segundas, que no se validan por sí mismas, sino por ayudar a sostener o profundizar algo que va más allá de ellas mismas.

2. Austeridad
Es el elemento primero que a casi todos se nos ocurriría al diseñar un estilo de vida que ayude a crecer como sujetos, ya no sólo de la experiencia de Dios, sino de una vida humana en plenitud. Una austeridad que no es, sólo o principalmente, eliminar aquello de nuestra vida que es superfluo o excesivo (también eso, claro), sino que pretende, principalmente, el uso adecuado de todo aquello que nos es necesario, el control de la respuesta que damos a nuestras necesidades de todo tipo: no sólo las más físicas y primarias (el comer, el dormir...) sino también aquellas que nuestra vida nos plantea: el trabajo y sus herramientas, el descanso y sus exigencias, la vida de relación y sus compromisos... No se trata, pues, principalmente, de eliminar lo superfluo, sino de tener un criterio adecuado en el uso de lo necesario: el celular, el coche, la computadora, los viajes, la televisión, etc.
En el plano meramente humano el objetivo de esta austeridad es asegurar que, en palabras de San Ignacio, seamos “señores de sí”, señores de nosotros mismos, y que la “sensibilidad obedezca a la razón”, que no perdamos el control sobre ningún aspecto de nuestra vida, que nosotros poseamos las cosas y no que las cosas nos posean a nosotros. En un plano más trascendente, se trata de que nada se nos convierta en falso Dios, en ídolo que nos esclavice: si algo nos esclaviza, si algo nos está ocupando el corazón, nos está quitando posibilidades de abrirnos al Dios verdadero y a aquello que Él espera y busca en nosotros. Se trata también de asegurar nuestra libertad: en una época de tantas y tan variadas adicciones, de asegurar que somos nosotros mismos los que escogemos nuestra vida.
Con la austeridad tiene que ver la tradición, tan antigua en la vida eclesial, del ayuno, de la privación de lo necesario. “... El ayuno es el medio que utiliza el fiel para crear un espacio vacío en el que repose el Espíritu permitiéndonos distinguir lo esencial de lo superfluo. El ayuno de pensamientos, de ruido o de imágenes es tan importante como abstenerse de comer... Es la libertad del hombre, su deseo de unión con Dios y con toda la humanidad lo que anima su gesto guerrero. Corresponde a cada uno saber cuáles son los ámbitos en los que le conviene ejercer este ayuno: ascesis —o ayuno— de la palabra para aprender a escuchar; ascesis de los pensamientos para vivir en el presente; ascesis en la utilización de los Medios de Comunicación (diarios, revistas, tv, radio) para poder asimilar tanta información”. Un control sobre nuestras necesidades y las respuestas que damos a ellas es un elemento imprescindible para un sujeto cristiano maduro.

3. “Orden” en las actividades
Pero no sólo es importante en nuestra cultura el control de las necesidades, sino también el control de nuestras actividades es necesario en una vida tan “agitada”, tan llena de demandas y de ocupaciones, como la que muchas veces nos toca vivir. Es un elemento a atender con preferencia. Control de actividades. Hablo de la adecuada organización de aquellas que son necesarias, ineludibles; del discernimiento sobre aquellas que siendo complementarias, puedan o no ser útiles; de la limitación e incluso la supresión de otras, que pueden ser incluso atractivas, pero que ya no “caben” en la vida, salvo a costa de pagar un precio excesivamente costoso en calidad de vida humana y espiritual. Y no sólo hay que mirar a las actividades. Se trata también de asegurar un adecuado descanso: adecuado en duración y forma. No sólo aquel descanso que sirve simplemente para mantenernos en pie o seguir trabajando, sino aquel que es necesario para vivir el conjunto de la vida con una mínima calidad. La dinámica de la vida no puede ser “no parar” para caer rendidos y descansar entonces compulsivamente para volver a no parar. Cuando se vive así, incluso trabajando en las actividades más nobles y altruistas, se está en el camino directo que conduce al autocentramiento y, en consecuencia, a la insensibilidad para Dios y para los demás. Metidos en esa dinámica, sólo importará lo que yo hago y mi propia supervivencia, amenazada, antes que por otra cosa, por mi mismo y por mi ritmo de vida.
En el encabezamiento de este apartado he utilizado la palabra “orden”. Y la utilizo en el sentido ignaciano: el de alguien que tiene un proyecto de vida, un sentido y meta, y en coherencia con él, y en libertad ante las cosas, va colocando cada cosa en el lugar que le corresponde y utilizándola en mayor o menor medida. Pero hay un criterio claro y firme de decisión, un eje central de la vida, desde el que se “ordena”, se jerarquiza, se prioriza, se decide...
Un ritmo de vida “ordenado” es necesario para una vida abierta a la experiencia de Dios. En este momento de nuestra reflexión nos topamos, además, con otro tema decisivo en nuestra cultura como es el tema del uso de nuestro tiempo. El tiempo, que es un bien escaso y limitado, hay que saber utilizarlo y administrarlo de acuerdo con nuestras prioridades vitales, sin dejar ni que se nos escurra entre las manos ni que nos queme o nos someta a presión. Pocas cosas son tan clarificadoras sobre las prioridades vitales de una persona como el modo en el que administra su tiempo. La importancia que damos a las cosas se manifiesta notablemente en el tiempo que les damos. El tiempo que les damos en cantidad y en calidad. No todo el tiempo es igual: hay tiempo de oro y tiempo basura. ¿Qué tiempo dedicamos en nuestra vida a las dimensiones más “espirituales” de la misma, a las que tienen que ver con nuestra calidad humana y con la calidez de nuestras relaciones con Dios y con los demás? Y qué tiempo les dedicamos, no ya en cantidad, sino en calidad. A aquello que afirmo como importante no le puedo dedicar el tiempo basura. Dios, los demás, mi interioridad quizá no necesitan, ni es posible, dedicarles mucho tiempo, pero sí el mejor tiempo. La revisión de nuestro estilo de vida pasa por la revisión de nuestra utilización del tiempo. Y por ver si aquello que afirmamos como importante, como trascendente en nuestros planteamientos se hace de verdad presente en lo más concreto y cotidiano de nuestras vidas, para que no se quede en pura y vacía palabra.

4. “Espacios verdes” en nuestra vida
Los “espacios verdes” en una ciudad son aquellos que, desde una óptica mercantil, son espacios desaprovechados, porque no se les ha sacado rentabilidad económica inmediata, espacios que, para el negociante de corta visión, son un “desperdicio” evidente de terreno, pero que, desde una óptica de calidad de vida ciudadana son, sin embargo, los más valiosos. Espacios de convivencia, de oxigenación, de juego, de disfrute de los sentidos, de gratuidad... Lo curioso es que, además, a la larga, esos espacios son los que dan valor (también mercantil) a la zona en la que se ubican...
Necesitamos que nuestro estilo de vida esté dotado de “espacios verdes”. Espacios de gratuidad: donde no se haga nada directa y concretamente útil en el sentido más inmediato de la palabra, espacios a los que no se les saque un mal llamado “provecho” inmediato, pero que son los que, a la larga, dan calidad a nuestra vida. Espacios donde se ejercita lo gratuito y donde se recupera oxígeno... La convivencia, el gozo y el cultivo de la amistad, el ejercicio del deporte, el disfrute de la naturaleza o del arte en cualquiera de sus formas, el puro silencio... ¡Tantos son posibles! Estos espacios verdes en la vida tienen el efecto y el valor de liberar, o al menos de aminorar, la presión que la vida nos pone encima: nos descomprimen y, al liberarnos de presión, o de parte de ella, nos disponen para la relación. Presionados, tensionados, difícilmente somos nosotros mismos en la relación y difícilmente la profundizamos: nos puede la prisa, la preocupación por lo que ha pasado, la angustia por lo que va a venir, ya sea real o imaginario... No acabamos de estar con el otro aunque físicamente lo estemos; y seguimos estando, en el fondo, con nosotros mismos. La relación sana con Dios y con los demás exige una cierta serenidad de partida. ¿No podemos interpretar en esta línea esa exigencia tan hermosa de la Escritura de “descalzarse” antes de entrar en contacto con Dios? Descalzarse es relajarse, situarse en intimidad, renunciar de momento a “dar más patadas” (en los variados sentidos que esa expresión tiene). Con tensión, incluso nuestro acercamiento a Dios es compulsivo, con lo cual lo estropeamos: ¡qué difícil es entonces aquello que decíamos, páginas atrás, de situarnos ante Dios sin exigencias, sin condiciones, sin imposiciones...! Nuestra oración, si no nos descalzamos de nuestra tensión, más que en un tiempo de relación y diálogo, se convierte en un tiempo de cavilación o de monólogo con nosotros mismos sobre nuestras necesidades y nuestras angustias. Hay definiciones preciosas de la oración que tendríamos que recuperar. La oración como disfrutar de Dios, la oración como descansar en Dios... Todo esto es tan gratuito, sí, pero tan humano, tan hondo, tan transformador... tan sorprendentemente transformador. Disfrutar de Dios: de esa Presencia cálida, que acoge sin exigir, que nos escucha antes que hablemos y cuando no tenemos palabras para expresar lo que sentimos, que lava unos pies que se han ensuciado caminando por donde no debían. Sentir eso en lo hondo del corazón es lo que transforma. Descansar en Dios. Tanto como padecemos, tanto como deseamos, tanta impotencia cuanta experimentamos, tanto fracaso cuanto nos cuesta asumir... Disfrutar de Dios, descansar en Dios: sólo será posible si antes hemos “paseado” por los espacios verdes de nuestra vida... ¿Y cómo pasearemos si no los tenemos?


5. Aperturas al aire de afuera
Es verdad que Dios y su Espíritu pueden atravesar los muros, pero cuánto más fácil será que puedan entrar en nuestra vida si en ella hay espacios por donde pueda entrar lo que hay fuera de nosotros mismos, aquello que es distinto y por donde nos venga el Distinto, el Otro. Encastillamientos físicos, mentales, personales no favorecen la entrada de Dios. ¿Por qué nos encastillamos? ¿Por qué protegemos con vallas de todo tipo nuestras vidas? ¿Por qué tanta videocámara, guardia de seguridad, códigos secretos para entrar o para salir? Por miedo a que nos puedan agredir, a que nos hagan daño. ¿Qué sentido tiene tener miedo a Dios, a no ser que nuestro Dios ya no sea el de Jesús?... Por comodidad, para que no nos molesten, para que nos dejen en paz con nuestra vida y con las comodidades de nuestra vida: dejados a esa tendencia, falta el aire, nuestra vida se va haciendo raquítica, despreciable, carente de frescura y de verdor, insípida... Para que los que vienen de fuera no nos quiten lo que tenemos, lo que es nuestro, lo que nos ha costado años y años, quizá siglos, conseguir: trabajo, seguridad, modos de hacer y de vivir, salud...: como si algo de lo que tenemos , y especialmente aquello más valioso que tenemos, no lo hubiéramos recibido de otros, como si aquellos que vienen de fuera no tuvieran nada que aportarnos, nada con que enriquecernos... precisamente en aquellos ámbitos en los que más carecemos. ¿Y tiene esto algo que ver con la experiencia de Dios? Creo que sí. Está bien comprobado y sobradamente demostrado que los encastillamientos exteriores provocan aislamientos interiores, rigideces, ensimismamientos bastante patéticos, porque acabamos creyendo que la realidad es nuestra realidad: “¡Yo tengo las ideas claras, no me molesten con hechos!”. Por eso es necesario que dejemos en nuestro ritmo de vida espacios para que otras personas, otras realidades, otros modos de entender el mundo y la vida se hagan presentes. Ellos van a ser muchas veces el instrumento con el que Dios va a tocar y quebrar nuestra seguridad, disponiéndonos, de modo a veces muy radical, a recibirle.

LAS “ACTIVIDADES”

Hay algunas “prácticas” o actividades que pueden ayudar al sujeto a disponerse para la experiencia de Dios. Ejercicios concretos que pueden contribuir a una mayor agilidad personal y espiritual, que pueden ayudar a consolidar y conformar estilos de vida idóneos. Es el fin que se pretende, el objetivo a alcanzar, el estilo de vida a potenciar el que les da sentido y el que determina la elección por cada persona de unas u otras. Tampoco en este caso se trata de que todos lo hagamos todo, sino de que cada uno de nosotros escoja aquellas que le puedan ayudar y movilizar en cada uno de los momentos y circunstancias de su vida. Según el planteamiento ignaciano, habría cuatro grupos de actividades a cuidar y potenciar:

a) Aquellas que tienen que ver con el cuidado de la vida “interior”
Son las habituales de una vida cristiana medianamente seria y comprometida: la oración, en sus diversas formas, la participación en los sacramentos, la vida litúrgica... Dentro de este apartado hay una que Ignacio recomienda de modo particular: el “examen”: un examen hecho con frecuencia y periodicidad. El examen ignaciano no es tanto un ejercicio “moral” en el que la pregunta clave es por mí y por lo que yo he hecho bien o mal, cuanto un ejercicio “contemplativo”, de atención, en el que el protagonista es Dios y la pregunta es por el paso de Dios, por el toque de Dios en la vida concreta que voy viviendo, con sus circunstancias, personas, acontecimientos... En ese contexto también me pregunto, obviamente, por mi relación con Dios.

b) Aquellas que ayudan a “adelgazar” mi ego
Nos hace falta también una gimnasia de mantenimiento espiritual que consiste, básicamente en “adelgazar” el ego, en impedir que nuestro ego no engorde demasiado y nos quite toda agilidad espiritual. Un ego engordado es absolutamente insaciable: nunca tiene bastante y aprovecha cualquier circunstancia y ocasión para afirmarse. En esa línea van las “pruebas” que Ignacio propone en su modelo de formación (servir en hospitales, peregrinar pidiendo limosna, hacer oficios humildes en casa...). No son pruebas para dar sensibilidad social (aunque la den), sino pruebas para ejercitar la humildad, la disponibilidad, el dejarse ayudar, la confianza, la aceptación de carencias, el depender de otros... Su traducción actual: no tanto ni sólo actividades de servicio “social”, sino aquellas que me hagan experimentar mis límites, mi debilidad, mi impotencia, mi necesidad de los demás...

c) Aquellas que me llevan a explicitar y compartir la fe
Con un matiz importante en Ignacio: no sólo con quienes me encuentro a gusto, o me siento al mismo nivel, o con auditorios fáciles en la alabanza y el aplauso, porque están previamente convencidos; sino más bien en contextos donde explicitar la fe no es fácil, ni cómodo, ni lleva a triunfar... Donde se supedita la propia brillantez o éxito a las necesidades de otros.

d) El acompañamiento
Como forma de apoyo básica para ayudarme al discernimiento que toda vida cristiana pide y a la transparencia que es camino seguro en la búsqueda y el encuentro con Dios.

Darío Mollá sj: “Cristianos en intemperie”. Encontrar a Dios en la vida.

Martes de oración: Somos Hijos de Dios y por Cristo estamos llamados a ser Santos

Queridos amig@s:
Somos hijos e hijas de Dios y por Cristo estamos llamados a la santidad. Esto nos recuerda San Pablo en una de sus cartas.
El martes pasado 7 de octubre, en nuestro encuentro de oración tratamos de hacer consciente y sacar a la luz esta promesa que Dios selló en nuestros corazones.
A continuación les compartimos lo que claudio Acevedo nos invitó a rezar.

Lc. 1,26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “no temas María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, el será grande y será llamado hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y será llamado Hijo de Dios. También tu prima Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que consideraban estéril, ya está en su sexto mes de embarazo, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor


Para la reflexión.

En este camino que recorremos hacia la búsqueda de nuestro manantial, nos vamos dando cuenta que existen muchas cosas dentro de nosotros de las que no somos conscientes. Simplemente están ahí, a la espera de ser descubiertas. Y nos pasamos la vida buscando respuestas a algo que no sabemos bien qué es. Actualmente vivimos en un mundo plagado de información, una sociedad que va a mil por horas y que a su vez no nos deja tiempo para mirar nuestro interior.
Necesitamos de esa pausa diaria, esa conexión con el deseo de nuestro corazón.
En el texto del Evangelio el Ángel le dice a María que el niño será santo y será llamado hijo de Dios. Todos nosotros, ¿somos conscientes de que también somos HIJOS DE DIOS? ¿Y que POR CRISTO ESTAMOS LLAMADOS A LA SANTIDAD?
La invitación es a mirar nuestro manantial, aquello inagotable e inalterable que nos saca en los momentos más difíciles. Si lo descubrimos encontraremos además estas dos realidades que en lo ordinario de nuestras vidas pasan desapercibidas: la conciencia y el agua viva. La conciencia que te señala lo que te hace bien, lo que te ayuda a ser veraz y te empuja a la integración. Por otra parte, en ese manantial, encuentras también un agua viva, que es la presencia actuante y transformante de Dios mismo en el fondo más íntimo de ti.
El agua no sirve para sí misma, (estancada se pudre) es para otras realidades, para dar vida a los demás. Y en esto también Ignacio nos invita a ser personas para los demás.


Pasos para la oración

1. Ponerme en la presencia de Dios...
2. Petición: Que pueda descubrir mi propio manantial y beber de esa agua viva para vivir como verdadero Hijo de Dios.
3. Oración: lectura del evangelio, composición de lugar, revivo la experiencia...
4. Dialogo con Jesús...
5. Examen de la oración...me pregunto ¿cómo me fue en éste rato de oración con Jesús? Me puede ayudar pensar cómo empezé la oración, cómo me sentí durante y como terminé.

A. M. D. G.

Martes de oración: Nuestros vínculos con el cuerpo

Queridos amigos y amigas: Hace unos martes tuvimos nuestro encuentro de oración donde Marisol nos invitaba a rezar nuestro vínculo con el cuerpo. El texto de San Pablo a los Corintios nos habla de la importancia de cada miembro dentro de la comunidad haciendo una analogía con el cuerpo.

A continuación compartimos los puntos para seguir meditando.

Puntos para orar nuestros vínculos con el cuerpo.
1 Cor 12 12-26

Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo –judíos y griegos, esclavos y hombres libres– y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
El cuerpo no se compone de un solo miembro sino de muchos. Si el pie dijera: «Como no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿acaso por eso no seguiría siendo parte de él? Y si el oído dijera: «Ya que no soy ojo, no formo parte del cuerpo», ¿acaso dejaría de ser parte de él? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Y si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato?
Pero Dios ha dispuesto a cada uno de los miembros en el cuerpo, según un plan establecido. 19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? De hecho, hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito», ni la cabeza, a los pies: «No tengo necesidad de ustedes». Más aún, los miembros del cuerpo que consideramos más débiles también son necesarios, y los que consideramos menos decorosos son los que tratamos más decorosamente. Así nuestros miembros menos dignos son tratados con mayor respeto, ya que los otros no necesitan ser tratados de esa manera. Pero Dios dispuso el cuerpo, dando mayor honor a los miembros que más lo necesitan, a fin de que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros sean mutuamente solidarios. ¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría.

Petición

Jesús te pedimos que a través tuyo podamos conocer, aceptar y proyectar nuestro cuerpo.

Como personas somos cuerpo y alma, estamos permanentemente unidos, nos vamos unificando integrando en cuerpo y espíritu. Hoy en el mundo acelerado en el que vivimos, nos puede pasar que perdamos contacto con nuestro cuerpo, y no nos demos el tiempo para mirarlo, cuidarlo, atenderlo etc.

Somos imagen y semejanza, nuestro cuerpo es sagrado así que debemos cuidarlo con atención, con un sano equilibrio, también nos puede pasar que todo nuestro ser persona parta de nuestro cuerpo y vivamos exclusivamente pendientes de el.

San Ignacio al invitarnos a la oración, lo primero que nos dice es que nos ocupemos de nuestro cuerpo, que encontremos una postura cómoda. Y a partir de la postura comenzamos a relajarnos a través de la respiración.

Recién después que preparamos nuestro cuerpo, comenzamos a darnos cuenta que nos estamos encontrando con Dios y vamos sintiendo su presencia.

La persona, “Se realiza entretejiendo relaciones de amor, justicia y solidaridad, mientras va desarrollando su actividad en el mundo” CDSI 35

Vemos que Jesús, se ocupaba de los cuerpos más dolidos, los miraba (Zaqueo, joven rico), tocaba, curo muchos cuerpos.

Y su propio cuerpo lo entrego en la cruz por cada uno de nosotros. Y nos regalo la eucaristía para que cada vez que celebramos su muerte y resurrección nos alimentemos de su cuerpo. En la eucaristía Cristo nos da de su Cuerpo y nos hace su cuerpo, S Pablo dice a Gálatas: “todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús”, y por eso atentar contra la unidad y la caridad, favorecer la división, buscar el enfrentamiento o favorecerlos ingenuamente es atentar contra el cuerpo de Cristo. En cada uno de nosotros hay un Cristo, cada rostro es un Cristo caminante. Jesús nos invita a descubrirlo en cada uno de nuestros hermanos y también el desafío de imitarlo. San Alberto Hurtado se preguntaba continuamente: ¿Qué hubiera hecho Jesús en mi lugar?

Las primeras comunidades cristianas vivían de tal forma el amor de los unos por los otros que muchos se preguntaban que tendrían que vivían así. Jesús quiere que tengamos una profunda comunión con El en la vida y en la comunión con los hermanos, nadie debería quedar excluido de nuestros corazones, estamos llamados a ser uno con Cristo Jesús, todo Cristo, la cabeza y sus miembros.

Les propongo rezar con este texto, siguiendo la dinámica de conocernos a través de las manos, podríamos comenzar rezando con ellas o eligiendo cualquier otra parte de nuestro cuerpo, podríamos mirar nuestras manos, contemplarlas. Caer en cuenta de cuantas cosas buenas hacemos y conseguimos a través de ellas. Podemos elegir una y quedarnos en esa, quizás puede brotar un sentimiento de agradecimiento por todo lo bueno que me permiten hacer.

También pueden ser usadas para hacer el mal, pero eso depende de lo que yo les diga que hagan.

Hasta nos podemos imaginar la vida sin ellas, y ahí nos damos cuenta que nuestras manos son un tesoro.

Podemos contemplar las manos de Jesús, siempre abiertas a la gente, siempre dando, curando, levantando.

Podemos terminar nuestra oración, haciendo lentamente la señal de la cruz, y le pedimos a Dios que nos proteja con su bendición.

Meditación

¿Mis ojos, mi mirada cómo los uso? ¿Mis oídos oyen o escuchan? ¿Realmente gusto? Gustad y ved que bueno es el Sr…….Salmo 34-33

¿Me detengo en los olores que hay en mí alrededor en las cosas, en las personas? ¿Genero olor a Jesús? ¿Oímos y ponemos en práctica la palabra de Jesús? ¿Qué voy recogiendo en mi vida? Conocimiento, afectos, dinero, satisfacciones...


A mayor Gloria de Dios.-


Martes de oración: Un Misterio Inagotable: Manantial y Herida

Dios está siempre en mi vida, yo soy el que no se da cuenta. En estos últimos dos meses hemos estado rezando y compartiendo nuestra historia, nuestra psicología, y nuestra espiritualidad en torno a nuestro Manantial y nuestra Herida. Es decir, nuestro Manantial o fuente más pura de Vida, de donde sacamos la fuerza, y las ganas de hacer cosas a pesar de estar cansados y agotados, es una fuente casi inagotable de energía. Y por otro lado, nuestra Herida, este hecho o conjunto de hechos que nos marcaron significativamente y por momentos nos dominan y nos quitan libertad, nos hacen vivir en el pecado.

Ahora, la invitación es ver la dinámica, y aceptar la convivencia de estos dos fenómenos, el Manantial y la Herida. El desafío es darse cuenta, cuando estamos actuando desde Dios, y cuando estamos actuando desde el Pecado. Entendiendo que primero fuimos Amados por Dios, por eso estamos vivos. Y cuando actuamos desde este manantial, el Amor brota y se expande.

Lecturas:

1. Texto del Evangelio (Mt 16,13-20): En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesárea de Filipo, Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Dice Él: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que Él era el Cristo.

2. Texto del Evangelio (Mt 16,21-27):

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios». Entonces dijo a los discípulos: «El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

Repasamos los pasos para la oración

  1. Ponerme en la presencia de Dios...
  2. Petición: Le voy a pedir algo especial, que reconozca y sienta a Dios que ha actuando a lo largo de toda mi historia.

3. Oración: lectura del evangelio, composición de lugar, revivo la experiencia...

4. Dialogo con Jesús...

5. Examen de la oración...me pregunto ¿cómo me fue en éste rato de oración con Jesús?...


Martes de Oración: “AMARME A MI MISMO...”

Queridos amig@s: Luego de una semana nos volvemos a encontrar para compartir la Vida que es Jesús. Mañana marte 26 Gabriela Iribarren nos ofrecerá los puntos para tener un rato de oración y seguir ahondando en nuestro interior.
Los esperamos a tod@s en el CEIA a las 20 hs.

A continuación compartimos los puntos que nos compartió Laura rjm la semana pasada.

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“AMARME A MI MISMO...”

* Siento la presencia de Dios
Tomo conciencia de la presencia de Dios en mi vida. Él me acompaña y me mira con amor.

* Hago una petición
Señor, que me ame a mi mismo, para amarte mas en mis hermanos”

* Texto: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12, 28-34)

En aquel tiempo, uno de los letrados se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Le dijo el escriba: Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

Llevamos una vida agitada, una vida acelerada, podríamos decir a “máxima velocidad”. Pensamos en muchas cosas, en las de hoy, las de mañana, las del mes próximo. Así vivimos y así me pregunto... ¿Tengo relación, contacto con mi prójimo?

Tan centrado vivimos en nosotros mismos que no tenemos tiempo para ver lo que le pasa al otro en su pareja, su familia, en el trabajo. Cuesta amar en concreto al prójimo. No hay tiempo.
¿Significa que el tiempo me alcanza sólo para amarme a mi mismo y no alcanza para el otro?
Pero me doy cuenta que tampoco tengo tiempo para mi mismo. Tan ocupado estaba en “correr la carrera de la vida” que no sólo me olvidé del prójimo sino de mi mismo.

Las cosas podrían ser mejores si hubiese cuidado mi salud, si me hubiese dado tiempos para mi, solo, meditando, descansando un poco más, conversando con un amigo, tomando unos mates.
Si hubiese respetado mi ritmo, si estuviese más consciente de mi mismo y de lo que estoy haciendo seguro viviría de otra forma.

La invitación es a detenernos, cerrar los ojos, escuchar el corazón, sentir la respiración, rezar un momento mirándonos a nosotros mismos con el Señor.

Y con Él, mirar nuestra vida con cariño, pausadamente, queriéndonos, como acariciándonos. Dejando de lado nuestros pensamientos negativos y preguntándonos ¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento? ¿Cuáles de las cosas que hago me hacen sentir bien? ¿Qué tiempo dedico para mí? ¿Para mis gustos, mi descanso?

Porque...sólo amándonos en concreto podemos ser efectivos en el amor a los demás.



* A modo de examen y síntesis

Vuelvo a repasar aquello que sentí que Dios me dijo. Aquella frase, aquella imagen que quedó resonando en el corazón, aquel diálogo, aquella presencia.

A Mayor Gloria de Dios...

Martes de Taller

Queridos amigos;
Mañana martes 19 tendremos nuestro encuentro de oración a cargo de Laura Pucheta, Religiosa de Jesús María. Los esperamos a las 20 hs en el CEIA.

Transcribimos el material del Taller que nos brindó Mónica Lorenzo el martes pasado. Fue un encuentro que nos ayudó a meternos en nuestra memoria, en nuestra historia y en nuestro corazón con el fin de seguir conociendonos para amarnos y así amar mejor a los demás.

A mayor gloria de Dios!!

*********************** TALLER***************************************************

AMARME A MI MISMO PARA AMAR MEJOR

Comenzamos escuchando la canción de León Gieco

Sin querer
Sin querer la vida y yo llegamos bien
hasta aquí, hasta hoy
No pedí nacer pero bueno, aquí voy,
como vos, como todos.
Amores que vienen y que van
Abrazo, llanto y despedidas
Sublime el sueño que me dejó
en el lugar justo donde estoy
Sin querer me tocó ser lo que soy
día y mes, también años
No pedí que hubiera esa noche de amor
que se fue hace tiempo.
Caminos que nunca se tocan
y otros se cruzan al azar
Sublime el sueño que me dejó
en el lugar justo donde estoy.

Luego de escuchar la canción compartimos aquellas resonancias que fueron apareciendo...

Seguido, Mónica nos fue guiando a través de una meditación hacia el dia de mi nacimiento y los primeros años de vida.

Como resultado, escribimos las sensaciones que nos provocó, como me sentí y lo compartimos.

APORTE
La estima de sí: una manera de mirarse, hablarse y sentirse

Los autores contemporáneos no concuerdan sobre la definición de la estima de sí, que ha sido considerada muchas veces como una suerte de “desván psicológico”. ¿Sería posible formular una definición de la estima de sí que sea concreta, aprovechable y mensurable? La estima de sí se define por la manera de mirarse, hablarse y sentirse. En práctica se trata de entrar en sí para descubrir las percepciones que se tiene de sí mismo, a saber: las miradas que uno se dirige, las palabras que se dice sobre sí mismo, y las emociones y sentimientos que se sienten frente a sí mismo.
Aprenderé así qué estima tengo de mis ser y de mi persona, de mis habilidades y desempeños.
Preguntas como, ¿cuál es la mirada que tengo sobre mi persona y sobre mis aptitudes, es decir, que imágenes tengo de estas dos dimensiones de mi ser? ¿cuál es el diálogo que mantengo sobre mi persona y mis aptitudes y cómo me hablo?¿o cuáles son las emociones y sentimientos que siento respecto a mi persona y a mis aptitudes?, pueden ayudarme a descubrir la estima que tengo de mi persona y de mis aptitudes gracias a la percepciones visuales, auditivas y emocionales que tengo de mi misma/o. Ellas son puntos de referencia y normas que permiten evaluar la estima que tengo de mi misma/o.
Tomaré conciencia de mi interioridad: a) de las representaciones visuales que tengo de mi misma/o, b) de mis representaciones auditivas, c) de las representaciones kinestésicas, la influencia de las emociones y de los sentimientos que siento frente a mí misma/o. La estima de sí no se refiere a algo mágico, vago o abstracto, sino a percepciones concretas.
Pero tenemos en efecto el poder de modificar las percepciones de nuestra persona y de nuestras aptitudes. Si sólo me veo a través de un defecto, nada me impide cambiar mi ángulo de visión. Si estoy inclinado/a a agobiarme con palabras duras, puedo muy bien reemplazarlas con palabras alentadoras. Si me siento abatido/a, tengo en mí la capacidad de convertir esas emociones depresivas en emociones positivas y entusiastas modificando mi postura física y mi respiración. En suma, es posible menazar lo mejor posible las percepciones mentales que tenemos de nosotros mismos. No tenemos que aceptarlas como si fuéramos impotentes frente a ellas.
(Monbourquette, Jean, Autoestima y cuidado del alma, Bonum, 2004)

CELEBRACION FINAL

Mt. 3,17 “Este es mi hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”

Dejemos que esta frase del Dios Padre a Jesús, nos llegue a cada uno de nosotros/as que somos su imagen.

Y luego del receso... volvimos

Queridos amigos;
Luego de este receso de invierno nos ponemos en contacto nuevamente para comenzar esta segunda etapa del año y continuar profundizando en nuestras relaciones, tanto con los demás, como con nosotros mismos.
Mañana martes 12 de agosto tendremos el taller del mes a cargo de Mónica Lorenzo para continuar con el tema " Amarme a mi mismo para amar mejor". Los esperamos a todos en el Ceia a las 20:00 hs.

A continuación les compartimos los últimos puntos referidos a este tema que nos brindó Gustavo Roselli con la hermosa parábola de los talentos.

Un gran abrazo en Cristo, nuestro amigo

Puntos del dia martes 22 de julio.

PETICION: ¡Señor, ayúdame a descubrir los talentos que me has regalado!

ESCUCHO AL SEÑOR.- Leo despacio “La Parábola de los Talentos” (Mt 25 – 14-30)

“El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
Enseguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, gano otro dos, pero que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. "Señor, le dijo me has confiado cinco talentos, aquí están los otro cinco que he ganado". Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".
Llego luego el que había recibido dos talentos y le dijo "Señor me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que me he ganado". "Está bien servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".
Llego luego el que había recibido un solo talento "Señor le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡Aquí tienes lo tuyo!. Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas a este servidor inútil: allí habrá llanto y rechinar de dientes".


“Han recibido gratuitamente, den también gratuitamente” (Mt 10.8)

En un gesto de amorosa entrega y elección totalmente gratuita, Dios nos ha dado “talentos”, cualidades, aptitudes, capacidades que nos hacen a cada uno una persona única y original. El talento no se gana, no se conquista, no se merece: SE RECIBE.

Los tres empleados de la parábola están equiparados en esta realidad del don. Un don distinto por la cantidad. Pero siempre don. Para todos.

Hay que trabajar los dones recibidos; no solo no malgastarlos – ninguno de los tres siervos lo hace - sino multiplicar sus frutos. No importa cuanto les dio, sino la diligencia que han empleado para administrar lo poco o lo mucho que recibieron.

Sabemos que Dios nos dado muchos talentos, pero, por varias razones, a veces nos da miedo (si se puede decir así) actuar para hacerlos fructificar. Y de esa manera nos parecemos al siervo que escondió el talento!.

A lo largo de nuestra historia, Jesús nos ha dado no sólo talentos, sino también personas que nos han inspirado a usar, compartir, a hacer fructificar nuestros talentos ¿Quiénes son o han sido esas personas? ¿Podemos ponerles nombre, ver sus rostros, sus palabras, sus gestos?. Ellos también tenían sus talentos y los compartieron con nosotros. Su generosidad nos ha hecho crecer en el amor. Y nunca nos pidieron nada a cambio. Gratis nos dieron lo que gratis recibieron.

Hablemos de tus talentos… ¿qué te regaló Dios que sea característico tuyo, de tu manera de ser, de tus cualidades? ¿cuáles son los talentos que has recibido? El solo hecho de tener la VIDA, es un don que has recibido. El regalo de la existencia, la posibilidad de haber nacido, crecido, de tener una familia, amigos, compañeros de camino, maestros de vida. Piensa en tu vida ¿qué puedes agradecer a Dios por los dones que ha recibido? ¿en qué ha sido generoso el Señor contigo?.

Jesús desea que esos talentos que me ha dado sean multiplicados, de ahí surge otra pregunta ¿has multiplicado esos talentos que Dios te ha dado?, si los has multiplicados, felicidades: sos realmente fiel a lo que has recibido; si no lo has hecho, entonces ¿qué esperas para empezar?... ¿no sabes cómo usarlos?, pedile a Jesús en la oración para que te ayude a descubrir la mejor manera de utilizar tus talentos, ¿no sabes qué talentos tenes? Seguramente los puedas encontrar realizando las cosas que más te gustan y las que sabes hacer mejor, es ahí donde están esos talentos escondidos….

Jesús también necesita de vos, de tu entrega generosa para sembrar su palabra, para contagiar sus gestos, multiplicar la alegría y el amor.

Da gracias a Dios por todo lo que Él te ha dado gratuitamente. Cuida (y también, ayuda a cuidar), multiplica y agradece los talentos que Jesús te ha dado y te da día a día.
Pero este mandato de Jesús no termina en reconocer que Dios ha sido generoso sino que más bien el reconocerlo es un primer paso que desemboca en el servicio y la entrega a los demás, “den gratuitamente”, Y esos dones ¿nos lo guardamos para nosotros o los ponemos al servicio de los demás?

Hoy, podes fructificar tus talentos, en vos mismo está en realizarlo. Propóntelo hacerlo!

Ha sonado el despertador en nuestro presente. Y lo volveremos a escuchar a menudo. Un despertador que nos habla de compromiso, de actividad diligente para que nuestra existencia sea provechosa y productiva, para nosotros y para los demás, sin dejarnos amodorrar por el sueño o la pereza.

Nuestros encuentros ignacianos de los martes o de la Eucaristía de los domingos es también el recordatorio continuado de que los valores de este mundo tienen un Norte, una meta: que esperamos la gloriosa venida de Jesús, que toda nuestra vida tiene razón de ser en Dios.

Para ir terminando podemos pensar, a partir de revisar una jornada cualquiera, quizás la de ayer, o la de hoy, es igual… ¿qué he hecho hoy? ¿qué cualidades mías han dado su fruto? ¿cuántas veces he dejado sin hacer lo que debía o podía?.


Finalizo el encuentro con Jesús con la siguiente oraciòn:

Señor, ayúdanos a descubrir
para qué nos quieres en la vida.

Nos has regalado dones y talentos
nos llamaste a la existencia
Y nos acompañas en nuestro camino.

Muéstranos qué quieres de cada uno de nosotros,
aclara nuestro horizonte, aguza nuestra mirada
para que sepamos proyectarnos hacia nuestro futuro.

Jardinero de nuestros sueños
Enséñanos a dar frutos de nuestras semillas.
Amén

EXAMEN DE LA ORACION.- Trato de descubrir lo que pasó en el momento de la oración… Hacer examen, luego de la oración, es escuchar para aprender…. Escuchar lo que ocurre en mi interior, porque allí habla Dios.
Aprendemos a tomar distancia de los sentimientos, deseos, inclinaciones, para descubrir hacía donde nos llevan. Esto se llama DISCERNIR… Termino con un Padrenuestro.

Julio de 2008: "Amarme a mí mismo para amar mejor"

Queridos amigos;
Ayer comenzamos con nuevo tema. A continuación les compartimos los puntos que nos brindó Ceci Campesi para seguir meditando durante la semana.

Equipo de Encuentros Ignacianos.

*En tu presencia buscando tu mirada……..
Tomo conciencia de la presencia de Dios en mi vida, en este momento. Dice San Juan de la Cruz: “El mirar de Dios es amor”, es esa mirada la que voy a buscar, con la que me quiero encontrar. Darme tiempo, no apurar el encuentro.

*Hago una petición al Señor
Dejar que Dios habite en nuestro tiempo para más amarnos y amar mejor a los demás.

*Para meditar y conversar con Jesús.

Texto: “El Misterio del Tiempo” (Anselm Grüm).

A través de la oración el tiempo de Dios ingresa una y otra vez en nuestro tiempo humano. El tiempo es el lugar en el que el cielo se abre sobre nosotros en el cual nos encuentra Dios y nos libera al tiempo. Se anula el tiempo sujeto a obligaciones y resplandece algo del tiempo libre, del tiempo eterno de Dios.
El tiempo sagrado nos saca de la sucesión de las horas colmadas de citas, objetivos y planes y nos permite introducirnos en el fundamento divino. Allí fluye hacia nosotros nueva vida, éste es el motivo más profundo, la renovación de nuestro tiempo.
El tiempo nos invita a cada instante a comenzar de nuevo. Venimos del pasado. Arrastramos con nosotros nuestras historias de vida. En el pasado, hemos cargado culpas sobre nosotros, pero no tenemos porqué girar en torno del pasado.
En cada momento se hace presente la magia de la novedad. El tiempo que comienza es nuevo. Debemos aprender de este tiempo intacto, puro, que también nuestra alma puede empezar de nuevo. Puede renovarse a través del Dios siempre nuevo. Si nos ofrecemos a este Dios, entonces nosotros mismos seremos nuevos. Entonces ya no nos manejará lo pasado.
Una razón por al cual muchas personas no viven en el presente es el continuo girar en torno de los propios errores. No debemos olvidar de que Dios me perdona mi culpa, entonces también yo puedo perdonarme, y arrojar confiado al pasado a los brazos de Dios. Puedo soltar lo que fue y abocarme al ahora.
Un consejo similar dan algunos monjes al citar el salmo 95: “Si oyen hoy su voz, no endurezcan su corazón” (salmo 95,7).
El momento actual es la oportunidad para regresar, para cambiar de idea, para adoptar una nueva orientación hacia Dios. En cada instante es el hoy en el que Dios desea encontrarme. Pero debo darme vuelta para encontrarlo. Si estoy atrapado en mí mismo, no percibiré a Dios.
“Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio afán” (Mt 6,34).
Jesús nos exhorta a vivir hoy concientemente, a no preocuparnos por el ayer ni a reprocharnos los errores del pasado, como tampoco preocuparnos por el mañana. Los cristianos no deben caracterizarse por la preocupación sino por la confianza. La preocupación nunca está en el momento. Siempre ya está en el futuro. Quién confía en Dios, está libre para vivir completamente el momento y tomar parte así del hoy eterno de Dios.
Este encuentro, este “ahora”, es siempre mejor. Dios nos alcanza, llama a nuestra puerta, se revela. Este revelarse es oportunidad de salvación, encuentro amoroso del Padre. Tiempo abierto a la vida, y si es vida esta unido a lo terminado. Se trata de saber decir “Adiós” y “Hola”, de poder ver con lucidez a qué le debo decir “Adiós” y a qué le debo decir “Hola”.
“Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Noticia de Dios: “el tiempo se ha cumplido” y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva”. (Mc 1,14-15).
Hay que decirle “hola” al Reino de Dios, aceptar con fe las buenas noticias, aceptar que el tiempo pasó, que es el tiempo de Dios.

Amarnos consiste en entregarnos a ese encuentro creador, renovador, transformador. Es dejarnos alcanzar y abrazar por Dios. Es inundar nuestro tiempo con el tiempo de Dios.

Desde Dios podremos amarnos y aceptarnos, vivir profundamente, intensamente y solo desde él, nuestro amor hacia los demás será verdadero y fructífero.


*Para seguir profundizando:
¿Cómo me resuena la frase “amarme a mi mismo”?
¿Como invierto mi tiempo?
¿Dejo que Dios forme parte de mi tiempo?

*A modo de exámen y síntesis

Vuelvo a repasar aquello que sentí que Dios me dijo. Aquella frase, aquella imagen que quedó resonando en el corazón, aquel diálogo, aquella presencia.

Martes de Oración: "Gozando la Amistad"

Queridos amigos;
A continuación les compartimos los puntos ofrecidos por Gabriela Iribarren con los que rezamos el martes pasado. Jesús se nos presenta en el Evangelio muy radical al hablar del tema: " No hay amor más grande que dar la vida por los amigos".

Petición : “ Señor que aprenda a amar a la manera de Jesús”

Leo detenidamente.....

Este es mi mandamiento: “ QUE SE AMEN LOS UNOS A LOS OTROS, COMO YO LOS HE AMADO” ( Jn. 15,12)

Jesús nos ha entregado el mandamiento del amor. El amor será el fundamento de todo.
Este “como yo los he amado” hace referencia al modo concreto y al estilo de amor singular que inaugura Jesús.
En el Antiguo Testamento regían diez mandamientos, ahora esos diez mandamientos se sintetizan en un solo y único mandato. Hay que amar a Dios con el amor con que Dios nos ha amado y amarnos entre nosotros al modo de Jesús.
No solo recibimos el amor, sino también el “modo”,”la manera”, “el estilo” de ese amor.

San Pablo en la 1º Carta a los Corintios nos explica este mandamiento del Amor:

“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra en la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”
.(1º Corintios 13,1-7)

Comentario:

Ciertamente ninguna amistad se impone, se nos obliga, nos condiciona o nos coarta. Es una elección de la libertad. Los amigos mutuamente se eligen y deben saberse elegidos, el uno por el otro. La amistad no es una obligación. Es una gratuidad. Una vez que se elige se comienza a ser, no sólo un don, sino también un compromiso. Pero hasta tanto no se elige, la amistad, no se supone.

Los amigos no son –necesariamente- un vínculo de sangre. Son los lazos afectivos o espirituales los que nos unen a ellos.
Los amigos se eligen, no vienen dados como los vínculos naturales. Sin embargo, el Evangelio nos enseña que no “hay mayor amor” que éste, el de la entrega de la vida por el amigo. ¿No es mucho un amor así? La respuesta es Sí. Es demasiado un amor así. No obstante, el Evangelio lo propone. Es así de sencillo. Para Jesús no hay mayor amor.


Al terminar tú oración podrás pensar :

- en las amistades más importantes ¿ Has elegido o has sido elegido primero?
- ¿cómo vives las diferencias con tus amigos?
- ¿son riquezas que aportan o son distancias que alejan? ¿Estas dispuestos a dar algo de vos...?
- ¿que tengo yo para ofrecer a mis amigos?


Un fuerte abrazo para todos y cada uno

Equipo de encuentros Ignacianos.-

Martes de Formación

Queridos amigos: El martes pasado nos acompañaró Oscar Compagnucci, presidente de la Federación de Círculos Católicos de Obreros. Con su testimonio y su convicción desde el lugar que Dios puso para él nos animó a seguir comprometiendonos e involucrarnos como laicos dentro de la sociedad, anunciando la Buena Nueva de Jesús desde nuestros lugares cotidianos.

Mañana, martes 24, tendremos nuestro encuentro de oración para seguir rumiando cómo está nuestros vínculos con los demás y el vínculo que nos ofrece Jesús.
Los esperamos a todos a las 20 hs.

Martes de oración: “ Gozando la amistad”

Hola a todos;
El martes pasado Marisol Cuadrado nos propuso rezar con nuestros vínculos de amistad utilizando el texto de Jn 15, 1-17. El texto nos invita a meditar sobre el "vinculo" que nos ofrece Jesús.
Hoy nos acompañará con su testimonio Oscar Compagnucci, presidente de la Federación de Círculos Católicos de Obreros. Entidad fundada en el año 1894, por el P Federico Grote, su misión es aplicar la Doctrina Social en el trabajo. Es un laico muy comprometido que realmente se santifica en su trabajo diario.

Los esperamos a las 20 hs.

A continuación compartimos los Puntos ofrecidos por Marisol para orar nuestros vínculos de amistad.

Petición

Jesús que podamos escuchar tu llamada a la amistad con Vos y con nuestro prójimo.


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Jesús en el texto nos revela el tipo de vínculo que Él ofrece y que espera de los suyos. No quiere un vínculo como siervos, porque “el siervo no conoce lo que hace su señor”. El siervo no tiene entrada a la casa de su amo, menos a su vida.

Jesús nos propone que por ser sus discípulos nos vinculemos a El cómo “amigo” y como “hermano”. El “amigo” ingresa a su Vida, haciéndola propia. El amigo escucha a Jesús, conoce al Padre y hace fluir su Vida (Jesucristo) en la propia existencia, marcando la relación con todos.
Como consecuencia inmediata de este tipo de vínculos, se gesta la condición de hermanos que adquieren los miembros de su comunidad.

La respuesta a su llamada exige entrar en la dinámica del Buen Samaritano, que nos da el imperativo de hacernos prójimos, especialmente con el que sufre, y generar una sociedad sin excluidos, siguiendo la práctica de Jesús que come con publicanos y pecadores, que acoge a los pequeños y a los niños, que sana a los leprosos, que perdona y libera a la mujer pecadora, que habla con la Samaritana.

El amor con la medida de Jesús, de total don de sí, además de ser el distintivo de cada cristiano, no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio, en esto “reconocerán todos que son discípulos míos”, en el amor que se tienen unos a otros.


Para reflexionar, pensar, meditar...

Jesús nos eligió como sus Amigos, es nuestro amigo incondicional, por amor personal a cada uno de nosotros entrego su vida.
Por Él por su amistad ¿yo qué le entrego? ¿Le ofrezco mi amistad? ¿Soy consciente de su presencia en mis vínculos? ¿Me siento identificado con el amor de Dios?

San Ignacio con sus amigos de la pensión en París, se consagraron a Dios y fundaron la Compañía de Jesús.
Con mis vínculos de amistad/de familia/ de trabajo ¿tenemos una misión en común? ¿Qué le ofrecemos a Jesús?

Junio de 2008: "Gozando la amistad"

Hola a todos;
el martes pasado compartimos un hermoso taller a cargo de Monica Lorenzo para seguir profundizando en nuestras relaciones.
Este mes damos un paso más y nos introduciremos en nuestros vínculos de amistad.
Compartimos a continuación un aporte teórico de lo vivido en el taller.

Todos nosotros experimentamos no sólo los conflictos sino sencillamente las confrontaciones con la gente, ya con nuestras experiencias previas. El modo en que experimentamos la autoridad depende básicamente de las heridas paternas que hemos sufrido. También las manifestaciones y miradas de las personas en quienes buscamos dedicación las veremos siempre a través de los lentes de experiencias dolorosas, es decir, las experimentamos sobre el trasfondo de nuestras heridas. Si no observamos nuestras heridas y no nos reconciliamos con ellas, inconscientemente las transmitiremos. Una ley fundamental de nuestra conducta (bien lo sabe la psicología) consiste en repetir heridas que no hemos integrado a nuestra vida, ya sea lastimando a otros o a nosotros mismos, o eligiendo situaciones que equiparan las escenas hirientes de la infancia. Sigmund Freud habla en este contexto de compulsión de repetición : si bien queremos hacerlo mejor que nuestro padre, repetimos las mismas experiencias traumáticas que nos ha causado nuestro padre. Un hombre decepcionado de su madre, adecuará inconscientemente las cosas tal que también obligue a su “esposa” a decepcionarlo en última instancia de la misma manera que él se ha sentido frustrado por su madre” (Richter 112). Muchos eligen situaciones en las cuales su pareja o su jefe, su amigo o su amiga los lastiman de la misma manera que sus padres. Una mirada en la historia nos muestra cómo las personas heridas durante su infancia actúan sus heridas con los demás durante su vida y qué consecuencias provoca. Basta con observar la vida de tiranos o de delincuentes violentos. Por regla general se trata de niños heridos que trasmiten sus heridas de manera brutal y sin embargo nunca pueden desprenderse de ellas. También existen las “víctimas inocentes” que se lastiman a sí mismas constantemente y se sienten a gusto en su papel de víctimas. Pero como víctimas a menudo también se convierten en actores. Ya que como víctimas impiden a las personas de su entorno vivir la vida que les corresponde. (Grüm, Alsem, Sanación del Alma, Ed. Bonum, Marzo de 2005)

Equipo de Encuentros Ignacianos.-

Martes de Oración: "Descubriendo un amigo en mi Hermano"

Hola a todos;
El martes pasado, 27 de mayo, tuvimos un momento de oración con puntos que nos ofreció Marcos Reynero para cerrar el tema del mes " ¿Soy acaso guardián de mi hermano?.

El texto con el que rezamos fue el encuentro de Jesús con Marta y María (Lucas 10, 38 – 42) el cual transcribimos a continuación:

"Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas. Sin embargo, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".

Algunas cositas para nuestra oración

¿Cual es la “mejor parte” que eligió Maria?
Muchas veces estamos con nuestros hermanos y nos la pasamos charlando. Pero pocas veces estamos realmente de corazón con ellos. Es decir estar dispuestos a escuchar, sin prejuzgar, sin aconsejar… estando con ellos “aquí y ahora” sin pensar en lo que tengo que hacer o decir… simplemente estando.
Maria estuvo dispuesta a estar con Jesús.
Nuestros hermanos son las personas que más nos conocen. Ellos conocen nuestra historia, todos los triunfos y todos esos comportamientos que quizás no nos sentimos tan orgullosos. Pero sigue existiendo una aceptación incondicional, una alegría incondicional, por el solo echo de ser nuestra familia. Por eso cuando logramos comunicarnos con ellos nos sentimos tan felices.
Si bien muchas veces hablamos con nuestros hermanos, estar realmente con ellos, disponernos a compartir nuestro corazón no es una tarea simple.


Compartimos la letra de un tango escrita por Marcos, la cual a modo de poesía, nos invita a seguir meditando.

Tango : Charlando con otro Corazón

Cuando bailamos tango,
un abrazo nos contiene y nos invita a dialogar,
En un primer instante entramos en contacto con nuestra humanidad,
Y después de respirar, y sintiendo los corazones palpitar,
nos disponemos a bailar.

Los primeros pasos nos afirman, y nos dan la libertad,
La música nos va invitando a crear,
y disfrutar de nuestros cuerpos
simplemente caminando al mismo compás.

Pasa el tiempo y la música nos hace vibrar,
Olvidando las razones y disfrutando solamente el estar,
sin pensar en lo que vendrá, o lo que vivimos instantes atrás.
En ese momento se crea un nuevo lugar,
Un nuevo espacio donde el hombre y la mujer no se pueden diferenciar,
El hombre propone, sin forzar, y la mujer se expresa con única suavidad, completando ese compás que ni siquiera en un sueño pudieron imaginar.

La música continua,
El tiempo desaparece, cada nota es eterna,
Y cada respiración una invitación a comunicarse un poco mas,
Los cuerpos se funden, la música los une,
Y la mujer expresa toda su femeneidad,
El hombre toda su masculinidad,
Y en ese dar y tomar,
La armonía fluye y nos invita a disfrutar.

La música se acaba,
Las únicas palabras, las expresan las miradas,
Y una sonrisa termina completando la armonía,
Las razones comienzan a aflorar,
pero el Alma apurada simplemente agradece este hermoso dialogar,
y esta profunda paz, que perdura en los corazones que se animaron a charlar.


Marcos Reynero