Y luego del receso... volvimos

Queridos amigos;
Luego de este receso de invierno nos ponemos en contacto nuevamente para comenzar esta segunda etapa del año y continuar profundizando en nuestras relaciones, tanto con los demás, como con nosotros mismos.
Mañana martes 12 de agosto tendremos el taller del mes a cargo de Mónica Lorenzo para continuar con el tema " Amarme a mi mismo para amar mejor". Los esperamos a todos en el Ceia a las 20:00 hs.

A continuación les compartimos los últimos puntos referidos a este tema que nos brindó Gustavo Roselli con la hermosa parábola de los talentos.

Un gran abrazo en Cristo, nuestro amigo

Puntos del dia martes 22 de julio.

PETICION: ¡Señor, ayúdame a descubrir los talentos que me has regalado!

ESCUCHO AL SEÑOR.- Leo despacio “La Parábola de los Talentos” (Mt 25 – 14-30)

“El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
Enseguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, gano otro dos, pero que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. "Señor, le dijo me has confiado cinco talentos, aquí están los otro cinco que he ganado". Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".
Llego luego el que había recibido dos talentos y le dijo "Señor me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que me he ganado". "Está bien servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".
Llego luego el que había recibido un solo talento "Señor le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡Aquí tienes lo tuyo!. Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas a este servidor inútil: allí habrá llanto y rechinar de dientes".


“Han recibido gratuitamente, den también gratuitamente” (Mt 10.8)

En un gesto de amorosa entrega y elección totalmente gratuita, Dios nos ha dado “talentos”, cualidades, aptitudes, capacidades que nos hacen a cada uno una persona única y original. El talento no se gana, no se conquista, no se merece: SE RECIBE.

Los tres empleados de la parábola están equiparados en esta realidad del don. Un don distinto por la cantidad. Pero siempre don. Para todos.

Hay que trabajar los dones recibidos; no solo no malgastarlos – ninguno de los tres siervos lo hace - sino multiplicar sus frutos. No importa cuanto les dio, sino la diligencia que han empleado para administrar lo poco o lo mucho que recibieron.

Sabemos que Dios nos dado muchos talentos, pero, por varias razones, a veces nos da miedo (si se puede decir así) actuar para hacerlos fructificar. Y de esa manera nos parecemos al siervo que escondió el talento!.

A lo largo de nuestra historia, Jesús nos ha dado no sólo talentos, sino también personas que nos han inspirado a usar, compartir, a hacer fructificar nuestros talentos ¿Quiénes son o han sido esas personas? ¿Podemos ponerles nombre, ver sus rostros, sus palabras, sus gestos?. Ellos también tenían sus talentos y los compartieron con nosotros. Su generosidad nos ha hecho crecer en el amor. Y nunca nos pidieron nada a cambio. Gratis nos dieron lo que gratis recibieron.

Hablemos de tus talentos… ¿qué te regaló Dios que sea característico tuyo, de tu manera de ser, de tus cualidades? ¿cuáles son los talentos que has recibido? El solo hecho de tener la VIDA, es un don que has recibido. El regalo de la existencia, la posibilidad de haber nacido, crecido, de tener una familia, amigos, compañeros de camino, maestros de vida. Piensa en tu vida ¿qué puedes agradecer a Dios por los dones que ha recibido? ¿en qué ha sido generoso el Señor contigo?.

Jesús desea que esos talentos que me ha dado sean multiplicados, de ahí surge otra pregunta ¿has multiplicado esos talentos que Dios te ha dado?, si los has multiplicados, felicidades: sos realmente fiel a lo que has recibido; si no lo has hecho, entonces ¿qué esperas para empezar?... ¿no sabes cómo usarlos?, pedile a Jesús en la oración para que te ayude a descubrir la mejor manera de utilizar tus talentos, ¿no sabes qué talentos tenes? Seguramente los puedas encontrar realizando las cosas que más te gustan y las que sabes hacer mejor, es ahí donde están esos talentos escondidos….

Jesús también necesita de vos, de tu entrega generosa para sembrar su palabra, para contagiar sus gestos, multiplicar la alegría y el amor.

Da gracias a Dios por todo lo que Él te ha dado gratuitamente. Cuida (y también, ayuda a cuidar), multiplica y agradece los talentos que Jesús te ha dado y te da día a día.
Pero este mandato de Jesús no termina en reconocer que Dios ha sido generoso sino que más bien el reconocerlo es un primer paso que desemboca en el servicio y la entrega a los demás, “den gratuitamente”, Y esos dones ¿nos lo guardamos para nosotros o los ponemos al servicio de los demás?

Hoy, podes fructificar tus talentos, en vos mismo está en realizarlo. Propóntelo hacerlo!

Ha sonado el despertador en nuestro presente. Y lo volveremos a escuchar a menudo. Un despertador que nos habla de compromiso, de actividad diligente para que nuestra existencia sea provechosa y productiva, para nosotros y para los demás, sin dejarnos amodorrar por el sueño o la pereza.

Nuestros encuentros ignacianos de los martes o de la Eucaristía de los domingos es también el recordatorio continuado de que los valores de este mundo tienen un Norte, una meta: que esperamos la gloriosa venida de Jesús, que toda nuestra vida tiene razón de ser en Dios.

Para ir terminando podemos pensar, a partir de revisar una jornada cualquiera, quizás la de ayer, o la de hoy, es igual… ¿qué he hecho hoy? ¿qué cualidades mías han dado su fruto? ¿cuántas veces he dejado sin hacer lo que debía o podía?.


Finalizo el encuentro con Jesús con la siguiente oraciòn:

Señor, ayúdanos a descubrir
para qué nos quieres en la vida.

Nos has regalado dones y talentos
nos llamaste a la existencia
Y nos acompañas en nuestro camino.

Muéstranos qué quieres de cada uno de nosotros,
aclara nuestro horizonte, aguza nuestra mirada
para que sepamos proyectarnos hacia nuestro futuro.

Jardinero de nuestros sueños
Enséñanos a dar frutos de nuestras semillas.
Amén

EXAMEN DE LA ORACION.- Trato de descubrir lo que pasó en el momento de la oración… Hacer examen, luego de la oración, es escuchar para aprender…. Escuchar lo que ocurre en mi interior, porque allí habla Dios.
Aprendemos a tomar distancia de los sentimientos, deseos, inclinaciones, para descubrir hacía donde nos llevan. Esto se llama DISCERNIR… Termino con un Padrenuestro.