TALLER IGNACIANO MARTES 18/09/2012


a 50 años del Concilio Vaticano II… aún nos sigue interpelando

Octavio López sj

Pasaron ya 50 años…
(1962-2012)

Apertura a “los signos de los tiempos”
El Concilio Vaticano II fue un momento significativo de aggiornamento de la Iglesia.


Una Iglesia en cambio
§                Abierta a los signos de los tiempos logró establecer una nueva dinámica interna y una nueva relación con la modernidad
§                La eclesiología del Vaticano II aún relevante para la Iglesia al inicio del siglo XXI,
§                para “reproyectar” su misión,
§                “reconfigurar” su identidad y,
§                “renovarse” institucionalmente

Juan XXIII, el Papa Bueno
Juan XXIII sentía la necesidad de replantear algunas cuestiones fundamentales en la vida de la Iglesia y de la relación de la Iglesia con el mundo.

Una Iglesia dialogante
§                “La Iglesia ha impugnado (estos) errores en todo tiempo, frecuentemente los ha condenado, y en ocasiones con gran rigor.
§                Hoy en cambio, la Esposa de Cristo prefiere recurrir al instrumento salutífero de la misericordia a elevar el arma del rigor. La iglesia cree que el exponer profundamente la fuerza de su doctrina es más adecuado a las circunstancias actuales que el condenar”.

La Eclesiología del Vaticano II
Expresada en la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium.

Con aires de cambio
§                Situar la Constitución dogmática Lumen Gentium (LG) en el cuadro de los movimientos de renovación de la Iglesia del siglo XX.
§                muy significativos y con repercusión en el Concilio Vaticano II están los movimientos de renovación bíblica, litúrgica, la retoma de la patrística, la apertura al mundo, el ecumenismo y la eclesiología.

¿Cómo hacer frente a este desafío?
§                Todos estos movimientos de renovación desafían a la Iglesia.
§                Para muchos la Iglesia es una realidad lejana, que se expresa en una lengua extraña, donde la Palabra de Dios no está presente en la vida diaria del pueblo y,
§                las otras Iglesias o grupos religiosos son muchas veces considerados como enemigos que deben ser superados

Volver a las fuentes…
Por esto, es fundamental volver a las fuentes, particularmente la Palabra de Dios y la Patrística para generar una nueva dinámica en la Iglesia.

Superar la conflictividad
La relación conflictiva de la Iglesia con la modernidad, particularmente representada por el “Syllabus” de Pío IX pasa por un considerable redimensionamiento.
Con el Vaticano II la Iglesia pasa de una postura de condenación a una relación de apertura y diálogo.

Una Iglesia en el mundo
Fundamentalmente se siente la necesidad de una Iglesia insertada en el mundo, que comparta las alegrías, esperanzas y sufrimientos del pueblo de Dios en su peregrinar

Un pensamiento fecundo
§                Teología de calidad del siglo XX.
§                En el campo católico: Garrigou-Lagrange, Edward Schillebeeckx, Karl Rahner, Hans Küng, Hans Urs von Balthasar.
§                En el campo protestante: Karl Barth, Rudolf Bulltmann, Oscar Cullmann.
§                En la Iglesia oriental Nicolás Afanasiev y Ghiorghiu Florovski. Prácticamente todos los grandes temas de la teología son tratados por los teólogos del siglo

Después de la II Guerra Mundial
§                Una guerra dejó un legado de destrucción e interrogantes sin precedentes en la historia reciente de la humanidad.
§                El siglo XX (Eric Hobsbaum) fue, notoriamente, el más sangriento de la historia.
§                El fenómeno del holocausto pone en cuestión al propio Dios.
§                Muchas diferencias, quizás consideradas normales en otros períodos, pierden su valor y significado ante el dolor y sufrimiento provocados por la guerra.

La eclesiología de la Lumen Gentium
Según la Lumen Gentium, la Iglesia tiene que ser vista en clave de: Eclesiología Pueblo de Dios y Eclesiología de comunión


La Iglesia como Misterio
La Iglesia es misterio, el Concilio quiere superar la concepción de la Iglesia como realidad puramente sociológica o jurídica.
Históricamente la Iglesia reafirmó diversas veces su carácter visible e institucional, como una sociedad, en contra a la teología ortodoxa, luterana, a los estados totalitarios y a la revolución francesa

La Iglesia trascendente e inmanente
Por “misterio" no se quiere indicar algo incognoscible, sino la realidad divina, transcendente obra del Padre, Hijo y Espíritu Santo, la Santísima Trinidad, presente en nuestro mundo, para este mundo.

Todos somos la Iglesia
§                Llamados todos a la “perfección”
§                La Iglesia es el Cuerpo de Cristo
§                En la vida de la Iglesia subsiste Cristo
§                Está al servicio de la Misión de Cristo: el Reino
§                Camina hacia el Reino como realidad escatológica.

Iglesia, Misterio y Pueblo
Se busca una comunión entre Misterio y Pueblo de Dios.
No se interrumpe la Revelación, se fortalece con la comunicación que significa servicio.
El auténtico culto de los santos (Liturgia) lleva a una “diakonía fidei”.

Superación de lo meramente jurídico
Lejos de lo jurídico
Es más una fundamentación Teológica.
María es parte de esa Iglesia
ES una única familia unida por la fe, historia de la salvación y como signo de esperanza para el Pueblo de esperanza y caridad
Es una Iglesia peregrinante (Gal 3,28)

Siete puntos de fecundidad
a) el decreto sobre la libertad religiosa;
b) el movimiento ecuménico;
c) el diálogo interreligioso;
d) los cambios litúrgicos;
e) la centralidad de la Palabra de Dios;
f) la Iglesia como Pueblo de Dios-Comunión;
g) la relación de diálogo con el mundo y con la ciencia.
No queda duda del valor de los cambios del Concilio para la Iglesia y el conjunto del cristianismo (Hans Küng).

La esencia de la Iglesia
La variedad de carismas y ministerios están orientados a la vida y misión de la Iglesia.
Hay unidad en la diversidad. El término “Pueblo de Dios” no puede ser aplicado a la Iglesia como una comparación, un adjetivo, porque expresa su identidad.
No podemos decir que la Iglesia es semejante a un pueblo de Dios, sino que es el Pueblo de Dios de la nueva y eterna alianza.

El Papado y la Colegialidad
El entonces Cardenal Ratzinger reconoció que el período inmediatamente posterior al Concilio fue dominado por el tema de la Iglesia Pueblo de Dios y de la colegialidad.
En relación a la Iglesia Pueblo de Dios, el Cardenal señala los peligros de la ideologización del concepto “pueblo” a partir de categorías marxistas, llevadas en gran parte por la Teología de la Liberación.

La Eclesiología de Comunión
La Iglesia no existe para sí misma, sino que es un instrumento de Dios para reunir a los hombres para preparar el momento en que Dios será todo en todos.
Como comunidad de fe, esperanza y caridad. En primer lugar se habla de comunión de personas (congregatio fidelium) y después de ministerios.
Cualquier ministerio está siempre al servicio de la comunidad.

Eclessía como signo de Comunión
La “comunión”, síntesis de la eclesiología del Vaticano II.
La eclesiología de comunión recibió una atención especial en los últimos años del pontificado de Juan Pablo II.
Una eclesiología de comunión fuertemente identificada con la Lumen Gentium, nº 22.

Las Perspectivas actuales de la Eclesiología del Vaticano II
Situar la Iglesia en la aurora del siglo XXI. Un nuevo tiempo con nuevos desafíos. En la perspectiva del Vaticano II podemos hablar de nuevos signos de los tiempos.
La humanidad pasó por cambios políticos, económicos, sociales y culturales bien significativos en los últimos 40 años.
De las más variadas formas estos cambios afectaron y afectan la Iglesia en su vida, organización y misión

Desafíos vigentes
El teólogo Agenor Brighenti considera que la Iglesia tiene tres grandes desafíos al inicio del nuevo milenio: reproyectar su misión, reconfigurar su identidad y renovarse institucionalmente.
Tendencias ad intra
Pueden ser identificadas tres tendencias:
§        Antivaticanicidad,
§        Posvaticanicidad y
§        Sobrevaticanicidad

¿Qué supone esto?
§                Antivaticanicidad: un gran desencanto por el Concilio Vaticano II. Cuando la Iglesia se reconcilió con la modernidad, ésta ya estaba en crisis, y la Iglesia no lo consideró seriamente. Es necesario denunciar el mito del Vaticano II y volver a la cristiandad. Por esto el camino para la Iglesia es reforzar la unidad alrededor de la jerarquía y volver a una teología apologética.
§                Posvaticanicidad: Vaticano II llegó a su ocaso. Fue un error dialogar con la modernidad racionalista y fría. La religiosidad del Vaticano II es poco personalizada y no toma en consideración lo emocional. La Iglesia no necesita de teólogos, sino de maestros de espiritualidad.
§                Sobrevaticanicidad: la antivaticanicidad es claramente una involución eclesial, que identifica la Iglesia con el Reino de Dios. Y la posvaticanicidad no pasa de un refugio en lo emocional, con una inaceptable separación entre carisma e institución.
§                Para los defensores de la sobrevaticanicidad hay intuiciones y principios del Vaticano II que continúan siendo relevantes en los inicios del siglo XXI. Es necesario contextualizarlos y situarlos en los tiempos actuales para provocar un nuevo encanto y dinamismo eclesial.

Reproyección y nuevo relato
No hay ninguna noción de Iglesia (misterio, pueblo de Dios o grupos y líderes de la Iglesia comprometidos con una eclesiología comunión) que esté libre de los horizontes ideológicos
La propuesta del Vaticano II como relevante para la postmodernidad. Siguiendo la dinámica del Vaticano II, la Iglesia al inicio del tercer milenio, necesita ser recontextualizada y es importante identificar los nuevos signos de los tiempos para:
Reconfigurarla y reproyectar en su la misión, en su identidad y su renovación institucional.

Conclusiones
El Concilio Vaticano II fue capaz de situar y configurar la Iglesia en el contexto de la modernidad.
Hoy vivimos en un contexto posmoderno que sigue buscando nuevas respuestas.
El Concilio Vaticano II buscó nuevas respuestas.
Inspirados en la eclesiología del Vaticano renovación de la Iglesia Católica A través del Concilio Vaticano II en la Iglesia una nueva manera de ser vista por un mundo crítico y apático.
El liderazgo del Papa Juan XXIII con su dinámica de vida y misión le dio un tinte que abre horizontes.

Nuestros desafíos
Construir la comunión en la Iglesia y de la Iglesia con el mundo actual es tarea de todos los cristianos.
Con esto queda claro que cualquier estructura y aún la misión de la espiritualidad ignaciana debe estar inserta en la Iglesia al servicio del Reino de Dios.
Quedarnos aislados en nuestro pequeño mundo de “ignacianidad” pone en riesgo la eficacia y eficiencia de nuestra misión.

Guía para la reflexión personal y comunitaria
¿Cuáles son los movimientos de renovación actuales que desafían nuestro modo de ser Iglesia en los comienzos del siglo XXI?  
¿Cómo la noción de Iglesia Pueblo de Dios, Comunión y Misterio pueden iluminar nuestra vida y misión?
¿Cómo nuestras comunidades religiosas, de vida cristiana y educativas pueden ser efectivos espacios eclesiales según la perspectiva del Vaticano II?
¿Cómo la eclesiología del Vaticano II puede iluminar la construcción de un posible modelo de Iglesia en Argentina, en América Latina y el Caribe?

50° aniversario del comienzo del Concilio Vaticano II




1962 – 11 de octubre – 2012
                                                                                                         
50° aniversario del comienzo
del
Concilio Vaticano II
Fue un día espléndido aquel 11 de octubre de 1962, en el que, con el ingreso solemne de más de dos mil padres conciliares en la basílica de San Pedro en Roma, se inauguró el concilio Vaticano II. En 1931 Pío XI había dedicado este día a la fiesta de la Divina Maternidad de María, para conmemorar que 1500 años antes, en 431, el concilio de Éfeso había reconocido solemnemente a María ese título, con el fin de expresar así la unión indisoluble de Dios y del hombre en Cristo. El Papa Juan XXIII había fijado para ese día el inicio del concilio con la intención de encomendar la gran asamblea eclesial que había convocado a la bondad maternal de María, y de anclar firmemente el trabajo del concilio en el misterio de Jesucristo. Fue emocionante ver entrar a los obispos procedentes de todo el mundo, de todos los pueblos y razas: era una imagen de la Iglesia de Jesucristo que abraza todo el mundo, en la que los pueblos de la tierra se saben unidos en su paz.                          (Benedicto XVI)