Martes de Oración: “AMARME A MI MISMO...”

Queridos amig@s: Luego de una semana nos volvemos a encontrar para compartir la Vida que es Jesús. Mañana marte 26 Gabriela Iribarren nos ofrecerá los puntos para tener un rato de oración y seguir ahondando en nuestro interior.
Los esperamos a tod@s en el CEIA a las 20 hs.

A continuación compartimos los puntos que nos compartió Laura rjm la semana pasada.

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“AMARME A MI MISMO...”

* Siento la presencia de Dios
Tomo conciencia de la presencia de Dios en mi vida. Él me acompaña y me mira con amor.

* Hago una petición
Señor, que me ame a mi mismo, para amarte mas en mis hermanos”

* Texto: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12, 28-34)

En aquel tiempo, uno de los letrados se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Le dijo el escriba: Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

Llevamos una vida agitada, una vida acelerada, podríamos decir a “máxima velocidad”. Pensamos en muchas cosas, en las de hoy, las de mañana, las del mes próximo. Así vivimos y así me pregunto... ¿Tengo relación, contacto con mi prójimo?

Tan centrado vivimos en nosotros mismos que no tenemos tiempo para ver lo que le pasa al otro en su pareja, su familia, en el trabajo. Cuesta amar en concreto al prójimo. No hay tiempo.
¿Significa que el tiempo me alcanza sólo para amarme a mi mismo y no alcanza para el otro?
Pero me doy cuenta que tampoco tengo tiempo para mi mismo. Tan ocupado estaba en “correr la carrera de la vida” que no sólo me olvidé del prójimo sino de mi mismo.

Las cosas podrían ser mejores si hubiese cuidado mi salud, si me hubiese dado tiempos para mi, solo, meditando, descansando un poco más, conversando con un amigo, tomando unos mates.
Si hubiese respetado mi ritmo, si estuviese más consciente de mi mismo y de lo que estoy haciendo seguro viviría de otra forma.

La invitación es a detenernos, cerrar los ojos, escuchar el corazón, sentir la respiración, rezar un momento mirándonos a nosotros mismos con el Señor.

Y con Él, mirar nuestra vida con cariño, pausadamente, queriéndonos, como acariciándonos. Dejando de lado nuestros pensamientos negativos y preguntándonos ¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento? ¿Cuáles de las cosas que hago me hacen sentir bien? ¿Qué tiempo dedico para mí? ¿Para mis gustos, mi descanso?

Porque...sólo amándonos en concreto podemos ser efectivos en el amor a los demás.



* A modo de examen y síntesis

Vuelvo a repasar aquello que sentí que Dios me dijo. Aquella frase, aquella imagen que quedó resonando en el corazón, aquel diálogo, aquella presencia.

A Mayor Gloria de Dios...