PUNTOS – MARTES 17 DE ABRIL DE 2012


El sueño del Señor Dios
¿Cómo hacer para tenerle confianza a Tata Dios, cuando todo nos parece incomprensible y absurdo? Porque es realmente duro vivir ciertos momentos de nuestra existencia sin comprender el para qué de los acontecimientos. Se necesita un gran amor a Dios para tenerle confianza.
Menapace, Mamerto. “Las exigencias del amor”, Buenos Aires, Patria Grande, 1996, pág. 7 a 9.

"pero cuando es DIOS el que ama ¿de qué no es capaz el amor?" (R. Guardini).

Contemplación
.: Preparación de la Oración
.: Me pongo en la Presencia de Dios
Pido a Dios nuestro Señor para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas al servicio y alabanza de su divina Majestad.” [EE 46]
.: Preámbulos
1º) La Historia:
“Cómo Cristo nuestro Señor aparece a Nuestra Señora” [EE 218]
Aquí es como después que Cristo expiró en la cruz el cuerpo quedó separado del alma, y con él siempre unida a la Divinidad. La bienaventurada alma –igualmente unida a la Divinidad- descendió al infierno, de donde sacó las almas de los justos; regresando al sepulcro y resucitando se apareció, en cuerpo y alma, a su bendita Madre.
“La Resurrección de Cristo nuestro Señor y la primera Aparición Suya” [EE 299]
Apareció a la Virgen María; lo cual aunque nada se diga en la Escritura, se sobreentiende diciendo que se apreció a tantos otros; porque la Escritura supone que tenemos entendimiento como está escrito: “¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender?”
2º) Composición viendo el lugar:
Aquí será ver la disposición del santo sepulcro y el lugar o casa de Nuestra Señora; observando detalladamente todas las partes, en particular la habitación o el oratorio, etc.
3º) Pedir lo que deseo: aquí será demandar: gracia para alegrarme y gozarme intensamente de tanta gloria y gozo de Cristo nuestro Señor” [EE 221]
.: Puntos
1°) Ver las personas de la contemplación, y reflictiendo en mí mismo procurar sacar algún provecho.
2°) Escuchar lo que hablan y sacar algún provecho.
3°) Mirar lo que hacen y sacar algún provecho.
4°) Considerar cómo la Divinidad, que en la pasión parecía esconderse, ahora aparece y se manifiesta tan milagrosamente en la santísima Resurrección, mediante los verdaderos y santísimos efectos de ella.
5°) Mirar el oficio de consolar que ejerce Cristo nuestro Señor, comparándolo con el modo con que suelen consolarse los amigos, unos a otros, recíprocamente.
.: Coloquio: diálogo como hablo con un amigo… hablo de mí, de cómo está mi esperanza, mi confianza en ese sueño vital mío y de Dios… según lo que fui sintiendo en mi contemplación.
* Terminar pidiendo a María para que me alcance de su Hijo y Señor la gracia de ______________ (elijo lo que pido relacionado con lo que viví en la contemplación), después rezar un Ave María. Pedir otro tanto al Hijo para que me lo alcance del Padre y decir el “Alma de Cristo”. Finalmente pedir lo mismo al Padre, para que Él me lo conceda, rezar después un Padre Nuestro.

.: Examen de la Oración
El examen es volver a mirar, a recordar, para describir lo que me pasó durante la oración… 

* ¿Cómo estoy? ¿Cómo comencé? ¿El lugar, sirvió? ¿Tuve distracciones? ¿Qué me distraía? ¿Qué pensamientos me vinieron? De todas las frases que leí, ¿cuál fue la que me gustó? ¿Qué sentí? ¿Qué sentimientos predominaron? ¿Cómo terminé la oración? ¿Cómo me sentía?
* Una vez que escribiste todo esto, describí todos los sentimientos que pudiste encontrar en todas las partes de la oración. Por ahora, advierto lo que siento y lo describo. Y lo escribo. En dónde sentiste más gusto, o al contrario, más disgusto, y también qué sentimiento te dominó…


Entonces con todo mi ser y en especial las tres potencias:
Memoria: sentimientos, afectos, re-cordis Y (recordar)
Entendimiento: ideas, conexiones, reflexiones, comparaciones
Voluntad: deseos, ganas, opciones
Miro las imágenes, los pensamientos que surgieron a raíz de las imágenes y los sentimientos que se me producen a raíz de las imágenes y pensamientos…
Lo fundamental es: ¿Qué es lo que me pasó? ¿Cómo me quedé? ¿Qué mociones (movimientos) descubro que tuve? Describir y Escribir.

# Una palabra con la que puedas resumir las gracias recibidas en esta oración.

* También para nosotros hay un sueño de Tata Dios, que aún espera cumplirse.
Recíbeme Señor según tu promesa y viviré, que no quede frustrada mi esperanza.
Que por mi causa no queden defraudados los que esperan en ti, Señor Dios.
Menapace, Mamerto. “Las exigencias del amor”, Buenos Aires, Patria Grande, 1996, pág. 108.

“EL SUEÑO DEL SEÑOR DIOS”


El Señor Dios gastó toda la eternidad en tener un sueño para cada uno de nosotros. Este fue el origen de nuestra esperanza.

Mirada desde Dios, la esperanza es el deseo que Él tiene de que su sueño se cumpla en nosotros. Realmente Dios está preocupado porque esto se realice. De ninguna manera le da lo mismo que su sueño se cumpla o no. Casi me animaría a decir que la felicidad de Dios depende de que nosotros realicemos el proyecto para el cual nos creó. Al menos se siente profundamente dolorido cuando fracasa, cuando lo defraudamos.

Para nosotros, en cambio, la esperanza es la fe de que el Señor Dios tiene un sueño para mí y para cada uno de nosotros. Mi esperanza no anida en mí mismo, sino en las manos de Dios. Por eso es indestructible. Sólo nosotros somos capaces de anularla cuando nos apartamos de Dios y ya no nos preocupamos de su proyecto, sino por los nuestros. Por nuestros sueños personales.

Cuando el Señor Dios sueña, no se queda quieto. De hecho Dios nunca está quieto. Él viene creando desde toda la eternidad. Es su forma de descansar.

Para que se cumpla en nosotros su voluntad, se dedica a preparar todo lo que vamos a necesitar en nuestra vida, a fin de que su esperanza no quede frustrada. Se dedica a enriquecer la geografía donde vamos a nacer, y aquella otra a la que seremos trasplantados. Nosotros no tenemos ni siquiera una idea de todo el cariño que pone Tata Dios en preparar lo nuestro. El mismo arregla, carpe[1], limpia y dispone la tierra donde nos tocará sembrar nuestro .

Porque es lo único que el Señor no ha querido hacer por sí mismo: decir el que nos toca a nosotros. Ese que en definitiva es también regalo de Él, pero que desea vernos sembrar a nosotros.

Claro que Dios tiene tiempo. Nosotros vivimos un tiempo limitado, que arranca cuando nacemos, y termina visiblemente cuando nos morimos. En cambio Dios se maneja con la historia. Él puede prever las cosas desde muchísimo antes, y normalmente se adelante en generaciones a nosotros. Cuando nosotros todavía no entendemos nada, Él ya tiene clarito el para qué de lo que está sucediendo. Conoce toda nuestra vida porque la soñó Él mismo de antemano. Tenemos que tenerle confianza.

Pero aquí está justamente el problema: ¿Cómo hacer para tenerle confianza a Tata Dios, cuando todo nos parece incomprensible y absurdo? Porque es realmente duro vivir ciertos momentos de nuestra existencia sin comprender el para qué de los acontecimientos. Se necesita un gran amor a Dios para tenerle confianza.

Afortunadamente no somos nosotros los primeros en recorrer estos caminos. Otros nos han precedido ya, y nos han dejado las señales. Son duras las exigencias del amor, pero han sido muchos los que han amado, y al final el Señor Dios no los ha defraudado. Releyendo sus vidas y rastreando sus huellas, también nosotros podremos cumplir el sueño de Dios, que en definitiva se identifica con nuestra propia felicidad.

Extraido de Menapace, Mamerto. “Las exigencias del amor”, Buenos Aires, Patria Grande, 1996, pág. 7 a 9.


[1] Carpir: Limpiar o escardar la tierra, quitando la hierba inútil o perjudicial.

Pascua en los EE


¿Qué objetivo tiene la cuarta semana? Por una parte, culminar la contemplación de los misterios de la vida de Cristo a quien el ejercitante se ofreció en respuesta a su llamamiento, participando en la gracia del resucitado, porque al seguimiento en la pena habrá de seguir el seguimiento en la gloria. Esta semana, al igual que la tercera, responde a la vía unitiva. Mira también a la confirmación de la elección hecha. Si la elección se ha realizado en la segunda semana, la tercera ha puesto ante el ejercitante la realidad de la pasión como elemento ineludible del seguimiento de Jesús en la elección hecha. Pero la cuarta semana le confirma con la participación en el gozo de Cristo resucitado, que es quien llama y alienta en el seguimiento. Y en el oficio de consolar que trae el Señor, el ejercitante puede sentirse confirmado en la opción hecha. Pretende también situar al ejercitante hacia su vida en la Iglesia, que es el lugar donde se sigue a Jesucristo. Cristo resucitado va con-vocando a la comunidad de los discípulos. La cuarta semana tiene, por ello, un marcado carácter eclesial. La Iglesia, y el creyente en ella, vive en contacto con su Señor, que se manifiesta, consuela y sigue llamando para participar con él en el servicio del Reino. En los evangelios, la pasión supuso la dispersión de los discípulos. Ignacio dirá que quedó “desamparado de sus discípulos” [291]. La resurrección convocará de nuevo a la comunidad, que quedará reconstruida en el Señor. En la comunidad de la Iglesia, Cristo vive y se manifiesta. Y en la comunidad, los discípulos se sentirán enviados: “los envió por todo el mundo a predicar”
La petición marca siempre el sentido de la contemplación. Se pide ahora “gracia para me alegrar y gozar intensamente de tanta gloria y gozo de Cristo nuestro Señor” [221]. El término gozo/gozar aparece cinco veces en el cuerpo de las contemplaciones de Cristo resucitado; y el término alegría/alegrarse, cuatro veces. El gozo y la alegría es don de Dios, al que el hombre sólo puede disponerse, porque “sólo es de Dios dar verdadera alegría y gozo espiritual” [329]. En el proceso de las contemplaciones de la vida de Cristo se pidió a lo largo de la segunda semana “conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre para que más le ame y le siga” [104]. Eso suponía pedir la gracia de un progresivo seguimiento desde el amor. En la tercera semana se pedía dolor con Cristo doloroso y quebranto con Cristo quebrantado, una identificación con el Señor doliente, también en el amor. Ahora se pide una participación en la alegría y el gozo de Cristo resucitado. La muerte no acabó con él y el ejercitante participa de la alegría de Cristo que triunfa sobre su muerte y sobre toda muerte. La participación en el dolor del Señor y en el gozo de la resurrección introducen en la vía de la unión. La alegría interna es uno de los elementos con los que Ignacio describe la consolación [316]. Esta alegría tiene como motivo al mismo Cristo resucitado que, con la muerte en la cruz ha vencido a la muerte, ha liberado a la humanidad y ha sido exaltado por el Padre, que en él ha realizado su proyecto de salvación. En la historia de la contemplación de la aparición a Nuestra Señora, se hace ver que Cristo bajó al infierno, de donde sacó a las ánimas justas. Es el símbolo de la nueva humanidad, nacida como fruto del amor de Cristo muerto y resucitado. El creyente necesita participar en el gozo y la alegría de Cristo resucitado, que le animará a seguir a Cristo crucificado.

Manuel Tejera, SJ, Diccionario de Espiritualidad Ignaciana.
Publicado por Agustín SJ en viernes 13 de abril de 2012 a las 15:45