Martes de oración: Somos Hijos de Dios y por Cristo estamos llamados a ser Santos

Queridos amig@s:
Somos hijos e hijas de Dios y por Cristo estamos llamados a la santidad. Esto nos recuerda San Pablo en una de sus cartas.
El martes pasado 7 de octubre, en nuestro encuentro de oración tratamos de hacer consciente y sacar a la luz esta promesa que Dios selló en nuestros corazones.
A continuación les compartimos lo que claudio Acevedo nos invitó a rezar.

Lc. 1,26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “no temas María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, el será grande y será llamado hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y será llamado Hijo de Dios. También tu prima Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que consideraban estéril, ya está en su sexto mes de embarazo, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor


Para la reflexión.

En este camino que recorremos hacia la búsqueda de nuestro manantial, nos vamos dando cuenta que existen muchas cosas dentro de nosotros de las que no somos conscientes. Simplemente están ahí, a la espera de ser descubiertas. Y nos pasamos la vida buscando respuestas a algo que no sabemos bien qué es. Actualmente vivimos en un mundo plagado de información, una sociedad que va a mil por horas y que a su vez no nos deja tiempo para mirar nuestro interior.
Necesitamos de esa pausa diaria, esa conexión con el deseo de nuestro corazón.
En el texto del Evangelio el Ángel le dice a María que el niño será santo y será llamado hijo de Dios. Todos nosotros, ¿somos conscientes de que también somos HIJOS DE DIOS? ¿Y que POR CRISTO ESTAMOS LLAMADOS A LA SANTIDAD?
La invitación es a mirar nuestro manantial, aquello inagotable e inalterable que nos saca en los momentos más difíciles. Si lo descubrimos encontraremos además estas dos realidades que en lo ordinario de nuestras vidas pasan desapercibidas: la conciencia y el agua viva. La conciencia que te señala lo que te hace bien, lo que te ayuda a ser veraz y te empuja a la integración. Por otra parte, en ese manantial, encuentras también un agua viva, que es la presencia actuante y transformante de Dios mismo en el fondo más íntimo de ti.
El agua no sirve para sí misma, (estancada se pudre) es para otras realidades, para dar vida a los demás. Y en esto también Ignacio nos invita a ser personas para los demás.


Pasos para la oración

1. Ponerme en la presencia de Dios...
2. Petición: Que pueda descubrir mi propio manantial y beber de esa agua viva para vivir como verdadero Hijo de Dios.
3. Oración: lectura del evangelio, composición de lugar, revivo la experiencia...
4. Dialogo con Jesús...
5. Examen de la oración...me pregunto ¿cómo me fue en éste rato de oración con Jesús? Me puede ayudar pensar cómo empezé la oración, cómo me sentí durante y como terminé.

A. M. D. G.

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