Martes 27 de Octubre: Taller Ignaciano

GUÍA PARA LA ORACIÓN:
los pasos que te pueden ayudar para la oración, son:
Preparación de la Oración - Presencia de Dios - Escucho a Dios - Coloquio
Examen de la oración

.: Preparación de la Oración => busco un lugar donde pueda rezar, determino el tiempo de oración, también una postura corporal cómoda y relajada, me tranquilizo, tomo conciencia de las sensaciones, sonidos, la respiración y del Silencio.

.: Me dispongo a sentirme en la Presencia de Dios => le abro la puerta de mi corazón a Dios. Busco encontrar en mi interior la presencia del Señor y eso es lo único importante… Me presento ante Él. Siento que Dios me mira, me escucha, me conoce…
# Ofrecimiento de este momento de oración para que sea un encuentro con Dios, me ofrezco a mí mismo con todo lo que soy con mis palabras o las de Ignacio:
“Pido a Dios nuestro Señor para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.”
[EE 46: Oración Preparatoria, nos ayuda a disponernos en la clave del Principio y Fundamento]
# Preámbulos
1º) Composición viendo el lugar: [EE 47].
2º) Petición: será “demandar/pedir a Dios nuestro Señor lo que quiero y deseo” [EE 48].

.: Escucho a Dios => Leo despacio el texto con el que voy a rezar gustando cada palabra, cada frase, cuando encuentro algo con un sabor especial o donde siento que Dios me habla, me detengo, repito suavemente la frase, trato de meditar con el corazón, con los afectos. No es necesario terminar el texto, lo importante es profundizar y detenerme donde Dios me da a sentir algo especial. No se trata ni de pensar, ni de hacer reflexiones, sino sentir y gustar internamente.

.: Coloquio => Hablo con Dios o María en un diálogo libre de corazón a corazón…
Es un momento para estar con Dios, tiempo para hacer memoria ante Dios de lo que he descubierto y para darle una respuesta según lo que he visto, para ofrecerme por entero ante un don tan grande, comprometiendo toda mi libertad y toda mi voluntad; es el tiempo de la ofrenda sin reservas para vivir lo que he descubierto y no es para sacar conclusiones.
Mi yo habla a un Vos, a partir de lo que se me ha dado en esta oración en particular.
Me despido con reverencia, y le doy gracias por este encuentro. Termino con una oración.

.: Examen de la Oración: es un modo de orar para San Ignacio… después de la oración, dedico un tiempo a distanciarme para releer la manera en que la he vivido.
Primera anotación: Con el nombre de Ejercicios Espirituales, se quiere significar todo modo de examinar la conciencia, meditar, contemplar, orar vocal y mentalmente así como de otras actividades que más adelante se explicarán. En efecto: así como el pasear, caminar y correr son ejercicios físicos; de la misma manera cualquier modo que ayude a preparar y disponer el alma para quitar los afectos desordenados y, después de quitados, buscar y encontrar la voluntad divina y salvar el alma, se llaman Ejercicios Espirituales. [EE 1]
Ejercicios Espirituales para vencerse a sí mismo y ordenar la propia vida sin dejarse dominar por afecto que sea desordenado. [EE 21]

Ignacio recomienda no hacer el examen inmediatamente después de terminar la oración. Me tomo un momento, cambio de postura o lugar, sin olvidar que el examen también es oración.

En el examen de la oración no hacer juicio de valores. Vamos a volver a mirar, a recordar, para describir lo que me pasó durante el tiempo de la oración. Y ¿qué cosas miro? las imágenes, los pensamientos que surgieron a raíz de las imágenes y los sentimientos que se me producen a raíz de las imágenes y pensamientos.
Lo fundamental es: ¿Qué es lo que me pasó? ¿Cómo me quedé?
Recordar (del latín: cordis = corazón)
“re-cordar” es volver a pasar por el corazón lo que viví durante la oración.
Y ¿qué es lo que vamos a mirar, y qué es lo que vamos a recordar?

- ¿Cómo estaba? Voy a traer a la memoria cómo estaba antes de comenzar la oración.
- ¿Me sirvió el lugar que elegí? ¿Pude rezar? ¿fue bueno para tu oración ese lugar?
- ¿Me pude relajar? ¿me distraje? ¿qué me distrajo?
- ¿Fui fiel al tiempo que me propuse rezar?
En los puntos siguientes encontramos la Clave de la Oración Ignaciana:
* ¿Qué pensamientos tuve (me vinieron durante la oración)?¿Qué frases, qué ideas?
* Este pensamiento que me vino me hizo acordar de tal cosa y sentir tal cosa.

Esto es más difícil, porque el sentimiento te compromete. Por eso lo importante es describir tus sentimientos: ¿qué sentiste? ¿qué pensamientos te vienen? Todos, tanto los que creo que son buenos como los que creo malos. Los pensamientos y los sentimientos que se contraponen... Describir y Escribir.

Como resultado de este proceso de examen vamos a obtener LA MOCIÓN
¿Qué es la moción? la moción es un Estado Espiritual que engloba todo, por eso, una vez que hice este proceso me pregunto: ¿cómo estoy en conjunto? Y descubro el Estado Espiritual que mueve mi voluntad, ¿cómo me quedé luego de esta oración?
Recién ahí voy a DISCERNIR a qué me mueve. La clave es: Descubrir y Discernir…

Resumiendo: los pasos son:
.: Describir todo, luego lo analizo, y veo el resultado.
.: ¿Cómo estoy? Esa es la moción. A la moción no la podés engañar, porque es lo que sentís.

Así examinamos nuestra oración. Esto nos puede ayudar también a examinar nuestro día:

La Pausa Diaria
Me voy relajando, acallando el ruido interior y tomando conciencia de que voy a hablar con Alguien que me acompaña.
1. Pido luz, ser lúcido, intentado vivir en transparencia: “sin el misterio de la luz la vida completa se vuelve laberinto”.
2. “Por dónde pasa mi Señor”. Voy recorriendo la jornada, viendo las pequeñas o grandes presencias de Dios en las personas, en los sucesos, en los sentimientos, en las lecturas, o en el trabajo bien realizado...
3. Doy gracias reconociendo tanto bien recibido y tanto bien dado durante este día.
4. Pido perdón por todo lo ambiguo, erróneo, dañino o negativo que haya podido hacer.
5. “¿Señor, qué quieres que haga?”. Pienso en cómo espera el Señor que actúe mañana.



En el último taller veremos: Reglas de discernimiento.

Toma Señor [EE 234]
Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y mi voluntad,
todo mi haber y poseer; Vos me lo diste, a Vos, Señor, lo torno;
todo es tuyo, disponed a tu voluntad;
dame tu amor, dame tu gracia, que ésta me basta.

Ahora hagamos el examen… anotar:

.: ¿Cómo estoy? ¿Cómo comencé? ¿El lugar, sirvió? ¿Tuve distracciones? ¿Qué me distraía? ¿Qué pensamientos me vinieron? De todas las frases que leí, ¿cuál fue la que me gustó? ¿Qué sentí? ¿Qué sentimientos predominaron? ¿Cómo terminé la oración? ¿Cómo me sentía?



.: Una vez que escribiste todo esto, describí todos los sentimientos que pudiste descubrir en todas las partes de la oración. Por ahora, advierto lo que siento y lo describo. Y lo escribo.
DESCRIBIR Y ESCRIBIR.
En dónde sentiste más gusto, o al contrario, más disgusto, y también qué sentimiento te dominó.




Pensamientos y Sentimientos están muy unidos, actúan juntos, pero siempre es bueno en el momento de discernir saber cuáles son los pensamientos que produjeron el sentimiento para después aprender a ver qué pensamientos surgen del sentimiento que tengo.
Primero tengo que ver que pensamientos hay en mí y cómo resuena eso en el corazón.
¿Cómo se hace? Esto lo veremos en el próximo taller: solo un anticipo, es fundamental en el discernimiento el confrontar con otra persona a la que llamamos Acompañante Espiritual.

*

Oración
“Jesús, hijo de David, ten piedad de mí”

Preparación de la Oración
Me dispongo a sentirme en la Presencia de Dios
Ofrezco este momento de oración, para que sea un momento de encuentro con Dios, y me ofrezco a mí mismo con todo lo que soy.

Oración Preparatoria [EE 46]: “Pido a Dios nuestro Señor para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.”

Preámbulos
1º) Composición viendo el lugar: [EE 47].
2º) Petición: [EE 48]. “Señor, que vea.”

Escucho a Dios
San Marcos 10,46-52
Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo-Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!". Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!". Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo, levántate! El te llama". Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". El le respondió: "Maestro, que yo pueda ver". Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

Para profundizar: Jesús esta con una multitud. Camina con sus discípulos. Hace milagros, sana las dolencias de la gente, les devuelve la paz del corazón al perdonarles los pecados. Escucha a los que lo llaman insistentemente como a este ciego. Se acerca a el y le hace una pregunta obvia”¿Qué quieres que haga por ti? ¿Jesús no se da cuenta lo que le pasa al ciego? No se da cuenta lo que nos pasa a nosotros?
Si, se da cuenta. Pero quiere que nosotros nos hagamos cargo de nuestra vida. Espera que aprendamos a pedir desde lo más profundo de nuestro corazón aquello que realmente necesitamos.
Contempla la escena, mira lo que hacen los personajes, escucha lo que dicen, trata de “sentir” los sentimientos de Jesús.

Termina tu oración dando gracias por este encuentro con el Señor.

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