Martes 10 de Noviembre de 2009

Encuentro de Oración
Guía para la Oración Ignaciana

Preparación: Busco un lugar donde pueda rezar, determino el tiempo de oración, también una postura corporal cómoda y relajada, me tranquilizo, tomo conciencia de las sensaciones, sonidos, la respiración y del silencio.


Me dispongo a sentirme en la presencia de Dios le abro la puerta de mi corazón. Busco encontrar en mi interior la presencia del Señor y eso es lo único importante… Me presento ante Él. Siento que Dios me ama, me mira, me escucha, me conoce…

Petición: “Que mi corazón busque, que cosas me alejan de tu presencia y de la de mis hermanos.”

Ofrezco este momento de oración para que sea un encuentro con Dios, me ofrezco a mí mismo con todo lo que soy.

Escucho a Dios: Leo despacio el texto con el que voy a rezar gustando cada palabra, cada frase, cuando encuentro algo con un sabor especial o donde siento que Dios me habla, me detengo, repito suavemente la frase, trato de meditar con el corazón, con los afectos. No es necesario terminar el texto, lo importante es profundizar y detenerme donde Dios me da a sentir algo especial. No se trata ni de pensar, ni de hacer reflexiones, sino sentir y gustar internamente.

Mc 13, 24-32 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Jesús dijo a sus discípulos: "En aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre. Palabra del Señor.

Coloquio: Elijo con que persona de la Santísima Trinidad quiero hablar, un diálogo libre de corazón a corazón…

Para profundizar:

El evangelio nos anuncia la venida de Jesús. Podemos rezar como es en nuestro presente, su venida a nuestros corazones, cuan atentos y preparados estamos.

Nuestro carisma ignaciano nos invita a ser contemplativos en la acción, a descubrir a Dios en todas las cosas de la faz de la tierra. También a ser hombres y mujeres para los demás.


Principio y Fundamento (EE 23), El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios, y las otras cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden a conseguir el fin para que es creado………..El hombre tanto ha de usar de ellas cuanto le ayuden para su fin,………solamente deseando y eligiendo lo que conduce al fin para el que somos creados.


Examino cómo ando con las cosas, si están de acuerdo al Principio y Fundamento (EE 23) si estamos usando bien de ellas, si somos indiferentes, no apegados, eligiendo las que más nos conduce, o por el contrario me siento perdido en ellas, atrapado, no priorizando nada, enamarañado....Las cosas son oportunidades para encontrarnos con Jesús y también para alejarnos de El, de nuestros hermanos y de nosotros mismos.... Siguiendo lo que nos compartía Mónica, cuan tomados por las cosas estamos hoy, cuantas propuestas que muchas veces nos alejan de nuestro fin.


Estamos invitados a saber leer los signos de los tiempos que vivimos e interpretarlos bien, desde la Palabra en oración y diálogo espiritual con otro....


Al comienzo el evangelio habla del sol, la luna, las estrellas, por lo general al contemplarlas nos conectan con el Creador y nos dan Vida…Comienza diciendo lo contrario que dejarán de alumbrar, de brillar, de iluminar….nos puede dar sensación de desencuentro, de oscuridad, de desolación y esto nos invita a un encuentro (siguiendo con lo del taller puede ser con nuestra herida) que nos duele, que nos molesta. Vamos realizando un conocimiento interno de nuestros sentimientos y afectos. También ahí esta presente Jesús y nos da una oportunidad para encontrarnos con El, para pedirle que con su ayuda y nuestro esfuerzo podamos cambiar y transformar nuestras espinas en rosas, nuestra herida en manantial, en definitiva sacar lo mejor de mi. Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da frutos.

Luego nos habla del conocimiento de la naturaleza, de la higuera. Podemos meditar y pasar por el corazón sobre nuestro autoconocimiento. San Ignacio habla de conocer nuestros lados flacos, debilidades, para estar atentos por ahí pasa la tentación del enemigo.

Nuestro manantial quizás muchas veces se opaca, no lo reconocemos, pidámosle la Gracia de Sentir y Gustar profundamente de mis dones, de mis talentos, cualidades, que todo sea para Amarme, para más Amar y servir a mis hermanos.

Aprovecho este encuentro de hoy con El y le comparto sobre mi vida, sobre mi manantial, sobre mis heridas. Nuestras consolaciones, alegrías, encuentros con que se vinculan? Pueden ser por el éxito, por un buen trabajo, por mis hijos, por ser jefe/a, por estar sirviendo o realmente por la presencia de Jesús en mi corazón, y al resto de las cosas ¿le puedo ser indiferente?

Entendimiento (re-flexión, comprensión, pensamientos) trato de darle nombre a cada herida y a cada don.

Luego con la inteligencia de saber que yo soy su Hijo muy querido, que Jesús me Ama, que soy mucho más que mi herida, a través de ella me ha permitido conocerme, aceptarme, crecer, puedo razonar diciendo: “soy más grande que mi dolor”, “soy más grande que aquella herida, mis dones me los regalo para compartirlos, para que los ponga a su servicio y haga posible en este mundo su Reino. “Soy su Hija/o muy querido”, “El pasó por situaciones de dolor, se entrego en la cruz por infinito Amor personal a mí.

Me despido con reverencia, y le doy gracias por este encuentro. Termino con una oración.

Examen de la Oración: El examen es volver a mirar, a recordar, para describir lo que me pasó durante la oración… Entonces con todo mi ser y en especial las tres potencias: Memoria (sentimientos, afectos, recuerdos) – Entendimiento (ideas, conexiones, reflexiones, comparaciones) – Voluntad (deseos, ganas, opciones). Miro las imágenes, los pensamientos que surgieron a raíz de las imágenes y los sentimientos que se me producen a raíz de las imágenes y pensamientos…

Lo fundamental es: ¿Qué es lo que me pasó? ¿Cómo me quedé? ¿Qué mociones (movimientos) descubro que tuve? Describir y Escribir.

* ¿Cómo estoy? ¿Cómo comencé? ¿El lugar, sirvió? ¿Tuve distracciones? ¿Qué me distraía? ¿Qué pensamientos me vinieron? De todas las frases que leí, ¿cuál fue la que me gustó? ¿Qué sentí? ¿Qué sentimientos predominaron? ¿Cómo terminé la oración? ¿Cómo me sentía?

Una vez que escribiste todo esto, describí todos los sentimientos que pudiste encontrar en todas las partes de la oración. Por ahora, advierto lo que siento y lo describo. Y lo escribo. En dónde sentiste más gusto, o al contrario, más disgusto, y también qué sentimiento te dominó…



A mayor Gloria de Dios:::...

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