Encrucijadas (Puntos para la oración)

Puntos: ENCRUCIJADAS

Oración: para ponernos en presencia de Dios, para ir bajando el ritmo acelerado que traemos de la calle, vamos a pedirle al Espíritu Santo que nos ilumine y nos ayude a escuchar lo que tenga para decirnos. Cantemos juntos: Sopla, Señor

Sopla Señor te lo pido,
quédate esta noche en mi alma
pues sólo tu amor y abrigo,
me darán consuelo y calma.
Sopla Señor sopla fuerte,
envolveme con tu brisa.
Y en tu Espíritu renovame,
hazme libre en tu sonrisa.
A pesar de mis caídas,
hazme fiel a tus promesas.
Sopla Señor en mi vida,
y arrancame esta tristeza.

Sopla, sopla Señor tu grandeza, sopla
Hazme fiel en mi pobreza...



Sopla Señor en mi oído,
sopla fuerte arranca el miedo
pues sin Ti me hallo perdido,
sin tu luz me encuentro ciego.
Sopla Señor hazte viento,
y bautízame en tu nombre
llámame a servir Maestro,
hazme fiel entre los hombres.
Toma mi vida en tus manos,
mis sueños, mi amor, mi todo,
mis cansancios, mis pecados
y moldéame a tu modo.

Sopla, y bautízame en tu brisa, sopla
renovame en tu sonrisa, sopla.



Sopla Señor tu caricia,
por sobre mis sentimientos
que sea el Ángel de Tú Misa,
quien obre en todo momento.
Sopla Señor y hazte canto,
pon tu palabra en mis manos
en ellas tu providencia
y bendice a mis hermanos.
Quiero ser de tu árbol rama,
fruto nuevo de tu cielo
Que madura en tu palabra,
como un ave en pleno vuelo.

Sopla, sopla Señor tu grandeza, sopla
Hazme fiel en mi pobreza, sopla
Sopla Señor, sopla (3)


"Si yo hubiera... La vida decidió por mí o yo opté y elegí..."

Luego de encontrar un lugar cómodo, agradable, tranquilo, donde me sienta bien, me dispongo a este Encuentro con el Señor, hago entonces un signo exterior, por ej. la señal de la cruz.

Petición: Señor, iluminame a ver tu presencia en mi vida, dame fuerza para seguir tus caminos y regalame tu PAZ…

Si nos paramos a pensar un poco en toda nuestra vida encontraremos muchos momentos de ENCRUCIJADAS, y tal vez nos diremos: “Si hubiera… sabido/pensado/visto…”, justamente son esos momentos los fueron haciendo quienes somos hoy… y ¿elegí yo o eligieron por mi?

Preguntarnos durante la oración, ¿en qué momento yo tomé conciencia y elegí “seguir a Cristo no por herencia sino por adopción”? ¿cuándo elegí yo? ¿tomé conciencia de esto o nunca siquiera lo pensé? Quizás lo hice de chica o de grande, pero hubo un momento que te planteaste esto, ¿no? Si nunca me puse a verlo, te invito a hacerlo ahora y si ya lo hice, te invito a renovar el sí dado anteriormente.
Sabemos que Dios quiere la felicidad del hombre, y nos invita a vivirla:
¿Soy conciente de que Dios quiere para mí la FELICIDAD? ¿busco seguir el camino que Dios me muestra? ¿lo hago siempre o a veces me hago el/la “chanta”?
Hubo un día en el que fui bautizado, tal vez un día tomé conciencia de que era lo que significaba esto realmente y entonces le di una respuesta a Dios, ¿cuál es esa respuesta?
Si mi respuesta es si, ¿soy conciente de que ese sí se renueva frente a cada encrucijada? ¿qué mi opción por Jesús tiene que crecer día a día? ¿qué la amistad que no crece a la larga o a la corta muere?

Finalmente, hago un coloquio con Jesús y escribo lo que quiero decirle.
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Ayudas varias para la oración: Recordando esto que nos enseña San Ignacio…
“no el mucho saber harta y satisface el alma sino el sentir y gustar las cosas internamente”

Bíblicas: podemos leer en el Evangelio (elijo un texto) o mirar esas escenas en estos tres iconos…
* Padre Misericordioso (Lc. 15,11-32), Buen Samaritano (Lc. 10,25-37), Joven Rico (Mt. 19,16-26).
Miremos un poco lo común y también lo distinto, cómo pueden haber sido nuestras respuestas a Jesús cuando me invitó a seguirlo o como pueden ser las futuras respuestas que le de en este seguir sus caminos.

Ejercicio: si me ayuda más, es propongo marcar en una línea de tiempo algunas encrucijadas de nuestra vida, con las que ahora vamos a rezar. Marcamos nuestro nacimiento, Bautismo, Primera Comunión, si me acuerdo la primera vez que recibí el Sacramento de la Reconciliación o alguna otra Reconciliación significativa en mi vida, la Confirmación, si recibiste alguno de los otros Sacramentos, también, y algún encuentro muy fuerte que hayas tenido con Jesús, como un Retiro o los Ejercicios Espirituales.

nací 2007


Unas frases/ideas:
§ Problemas son aquellas circunstancias que ves cuando no tienes definido tu objetivo (Anónimo).
§ Nada más hermoso en la vida que la amistad: tener a alguien a quien le puedas mostrar tu interioridad, comunicar tus secretos, confiar lo oculto de tu corazón (San Ambrosio).
§ Nada te puede importar más que encontrar a Dios; es decir, enamorarte de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación y acaba por ir dejando su huella en todo. Será lo que decida, qué es lo que te saca de la cama en la mañana, qué haces en tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera (Pedro Arrupe sj).
# Encrucijada en inglés se dice crossroads, si traducimos literalmente sería “cruce de caminos” y si lo dibujamos un cruce de caminos tiene forma de cruz. Miremos que Jesús murió en la Cruz por nosotros, Jesús no se queda ahí en la Cruz, RESUCITA… y es a eso a lo que nos invita… a no quedarnos en la encrucijada, sino a seguir caminando y cruzarla para vivir una vida nueva...

Al terminar mi oración, hago la evaluación (que no es criticarme, ni juzgarme) sino reconocer qué fui sintiendo cuando rezaba (especialmente trato de ver que me hizo sentir PAZ) y anoto.
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Compartir: nos juntamos en equipos (no más de 5 personas) y entre todos escribimos en clave de petición, acción de gracias, alabanza, o bendición una intención para compartir luego juntos en la Misa. Equipo: _________.
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EL PADRE MISERICORDIOSO (Lc. 15, 11-32)
15 11 Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. 12 El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. 13 Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. 14 Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. 15 Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. 16 El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. 17 Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! 18 Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; 19 ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros". 20 Entonces partió y volvió a la casa de su padre.
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 21 El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". 22 Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, 24 porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.
25 El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. 26 Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. 27 El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". 28 El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, 29 pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. 30 ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". 31 Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32 Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"."

EL BUEN SAMARITANO (Lc. 10, 25-37)
10 25 Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?". 26 Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?". 27 El le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo".
28 "Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".
29 Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?". 30 Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. 32 También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. 33 Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. 34 Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. 35 Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver". 36 ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?". 37 "El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".

EL JOVEN RICO (Mt. 19, 16-26)
19 16 Luego se le acercó un hombre y le preguntó: "Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?". 17 Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos".
18 "¿Cuáles?", preguntó el hombre. Jesús le respondió: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, 19 honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo". 20 El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?".
21 "Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". 22 Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.
23 Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. 24 Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos". 25 Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". 26 Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".


El Padre Misericordioso

El Buen Samaritano

El Joven Rico


Hablan Jesús y el Padre

Jesús: Ahora, Padre, que se acerca el momento de volver a tus manos
(si es que puede volver quien jamás se ha alejado),
déjame agradecerte este don de ser hombre
que Tú me regalaste durante treinta años.
Ha sido hermoso ¿sabes?
Hermoso y doloroso, es bien cierto,
mas, sobre todo, hermoso.
tener carne, sentirme débil,
conocer el paso del tiempo por tus horas,
amar desde más cerca y uno a uno,
tender la mano a los amigos,
comer con ellos en la misma mesa
y ver sus ojos líquidos que tratan de decirte que te quieren,
aunque luego mil veces su pobre corazón se descarríe.
¿Sabes, Padre?.Siempre quise a los hombres, pero ahora
se diría que me he enamorado de ellos,
precisamente porque son tan pequeños y necesitan tanto.
Ahora ya no sabría vivir sin ser humano
y por eso te pido -es mi último deseo en este mundo-
que me permitas seguir siéndolo en las anchas praderas
de lo eterno.
Déjame que me lleve este cuerpo,
y estas manos,
y estos ojos que en la tierra aprendieron a reír y llorar
(nunca lo hicimos antes),
y estos pies caminantes,
y el pobre corazón, que fue, lo que mejor nos salió en los siete días iniciales.
No creas que me olvido del mal y de la muerte.
¿Cómo podría hacerlo
ahora que los siento subir hacia mis venas?
Yo conozco la fría violencia del hombre
y el egoísmo sucio que respira su alma y sus pulmones,
he visto la serpiente de su odio enroscándoseme en torno de mi vida;
mas también he medido su ignorancia,
su mirada de niños descarriados
y he gustado el vino más hermoso: el del perdón.
¿Qué Dios seríamos nosotros
si no tuviéramos nada que perdonar?
El mal del hombre permite que se vea lo más hondo
de nuestro ser,
la última razón de nuestra triple
existencia,
ya que amor sin perdón es medio amor.

El Padre: Bien se nota, hijo mío, que estás enamorado,
pues hasta en sus defectos encuentras Tú virtudes.
Más yo voy a decirte
que todo eso es cierto... muy relativamente.
El hombre sólo es grande porque lo has sido Tú.
Yo, que le amo tanto como puedas amarle,
sé que hay hombres y hombres,
sé cuántos viven muertos,
y que, sin Ti, el puente
entre el cielo y la tierra seguiría desierto y destruido.
Ahora Tú has construido el nuevo puente,
ahora Tú te has cruzado entre el hombre y nosotros,
y ya no puedo verles sin verte siempre a Ti.
Cuando miro sus manos recuerdo que son tuyas,
cuando leo sus ojos reflejan tu mirada,
ya no hay «hombres»,
hay «Tú» multiplicado
¿Cómo podría amarte sin amarles?
¿Cómo podría amarles sino amándote a Ti?
Gracias a Ti empiezan a ver que soy su Padre.
Has cumplido tu oficio de buen hijo anunciándome
y atando para siempre mis manos de justicia
que ya se han vuelto manos solamente de amor.

Y sé muy bien cuánto dolor ha sido necesario
para lograrlo. ¿Crees
que no he visto tu espalda flagelada,
tus sienes destrozadas,
tus manos malheridas?
¡Si apenas puedo mirarte, Hijo, sin romper a llorar!
¡Si casi me arrepiento
de haberte permitido ese descenso!
Así es fácil ser hombre:
¡subidos encima de tu sangre!
Tienen vida porque cabalgan en tu muerte,
son divinos porque Tú eres hombre y porque has muerto Tú.

Y ahora, Hijo, termina tu tarea.
Tu Padre está contento
porque el Hijo mayor está volviendo
con mil millones de hijos pródigos
cargados en su espalda
Y todos brillan como Tú,
y Tú vuelves como un doble Dios con tanto engendramiento.
Ven, Hijo,
ven y tráelos,
que el Espíritu y yo os esperamos
para abrazaros por toda la eternidad.

De «Diálogos de Pasión» de José Luis Martín Descalzo.

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